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Las tabacaleras y su lobby contra la salud

Alberto Larraín
Por : Alberto Larraín Doctorando Salud Pública
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El tabaquismo hoy es considerado una epidemia. Más de un billón de personas en el mundo fuma, 80 % de ellas habitantes de países de bajos y medianos ingresos, siendo una de las principales causas de muerte prevenible en el mundo. Hay 1.300 millones de fumadores de tabaco, número siete veces mayor que el de consumidores de drogas ilícitas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el año 2000 a causa del tabaquismo murieron 4,9 millones de personas, lo que equivale al 8,8 % del total de fallecimientos. Chile no está exento, según el último estudio de carga de enfermedad, el tabaco ocupa el 9° lugar como factor de riesgo de años de vida, estimándose que una de cada once muertes es directamente atribuida al tabaquismo.

Según la Encuesta Nacional de salud 2009-2010, un 31,5 % de la población de 15 y más años (4.1 millones de personas) está expuesta al humo de tabaco ambiental entre lunes y jueves, porcentaje que aumenta a 38.1 % (5 millones de personas) de viernes a domingo. E incluso un 9,7 % de la población está expuesta al humo de tabaco de manera permanente o frecuente en su lugar de estudio o de trabajo

Pero, ¿por qué si es un problema tan relevante, y con un impacto tan brutal en el mundo ha costado tanto impulsar medidas sanitarias? ¿Por qué el tabaquismo ha logrado un trato tan distinto por ejemplo respecto a las drogas ilícitas? La respuesta es una: las tabacaleras.

A raíz de lo que ha se ha denunciado por parte del ministro de Salud, Jaime Mañalich, respecto a recibir presiones por parte de estas para evitar la promulgación de ley antitabaco, intentaré entregar algunas pistas que permitan entender la magnitud del conflicto que se vive.

[cita]En Junio de 2005, Chile suscribió y ratificó el Convenio Marco para el Control del Tabaco auspiciado por la OMS y se comprometió a adoptar las recomendaciones propuestas y evaluarlas en un lapso de 5 años. Desde dicha fecha, la declaración de guerra entre las Tabacaleras y los representantes sanitarios fue explícita. Los últimos han impulsado estrategias que buscan conducir y orientar la implementación, la vigilancia y la fiscalización de lo dispuesto por la ley.[/cita]

La industria tabacalera en Chile, está compuesta por Chiletabacos que representa el 96 % del mercado de tabaco, mediante sus marcas Kent, Lucky Strike, Viceroy, Pall Mall, Belmont y Derby en más de 40 versiones. El resto del mercado lo componen Philip Morris International (PMI) con un 1.5 % del mercado, con sus marcas Marlboro y L&M. Además de Tanasa, afiliada también a PMI, con un 2 % del mercado y otras marcas minoritarias con un 0,5 %.

Entre 2002 y 2007, Chiletabacos tributó aproximadamente US$ 5 mil millones. Sus utilidades en el año 2008 fueron de $ 48 mil millones de pesos, lo que representa un crecimiento de la utilidad de 3,8 % sobre 2007.

En la presidencia de Chiletabacos, como consigna en su página institucional, está Carlos Cáceres ex ministro de Hacienda de Pinochet durante los años ’83 y ’84, parte de los impulsores del modelo neoliberal, y quien fuera ministro de Interior después del plebiscito de 1988 hasta el 11 de marzo de 1990, tiempo en el que promovió una serie de leyes de amarre al sistema de la dictadura.

Sin embargo, para entender a cabalidad, remontémonos más atrás. En el año 1995, se inicia la tensión entre salud y las tabacaleras, cuando se establece la primera respuesta legislativa al aumento de fumadores y los nuevos conocimientos sobre el  daño producido por el consumo de tabaco, la Ley 19.419. Esta normativa no cumplió con las expectativas debido al poder de la publicidad de las tabacaleras, quienes controlaban entre otras la parrilla publicitaria de la televisión.

En Junio de 2005, Chile suscribió y ratificó el Convenio Marco para el Control del Tabaco auspiciado por la OMS  y se comprometió a adoptar las recomendaciones propuestas y evaluarlas en un lapso de 5 años. Desde dicha fecha, la declaración de guerra entre las tabacaleras y los representantes sanitarios fue explícita. Los últimos han impulsado estrategias que buscan conducir y orientar la implementación, la vigilancia y la fiscalización de lo dispuesto por la ley, tendiente a reducir el consumo entre lo que destaca: Regulación de la publicidad y venta de los productos de tabaco; prohibiciones totales y parciales de fumar en establecimientos de educación pre básica, básica y media, en universidades, en lugares de uso público, deportivos, de prestación de servicios y de trabajo, en restoranes; regulación del etiquetado de los envases; inclusión obligatoria del tema tabaco y los daños sobre la salud en los programas escolares; y regulación de los contenidos y aditivos de los productos y de la información referida al tema.

Las tabacaleras han incrementado el lobby a los especialistas en el tema, han realizado seminarios en sus universidades afines, financian actividades de responsabilidad social empresarial, e incluso promulgan que hacen investigación para disminuir los riesgos del tabaco mismo.

Aunque Chile fue uno de los primeros países latinoamericanos en firmar y en promulgar la nueva Ley de control del tabaco, ha quedado muy atrás en su implementación, países como Colombia, Uruguay, Perú, Guatemala, Panamá y ciudades como México D.F., Sao Paulo y Buenos Aires tienen legislaciones muy superiores, especialmente en lo referido a ambientes 100 % libres de humo de tabaco. Lo que ha determinado que el consumo global de tabaco en Chile prácticamente no disminuyera hacia 2008 (42,4 % en 2006 a 41,2 en 2008), impidiendo cumplir uno de los principales objetivos sanitarios planteados para la década 2000-2010.

El año 2008, se produjo una nueva batalla cuando la Contraloría General de la República pidió precisar un decreto ministerial acerca de la fiscalización de los puntos de venta ubicados cerda de los colegios. Los suplementeros y Chiletabacos cuestionaron el instructivo ya que se establecía que se prohibía la venta a 100 metros de cualquier acceso a los colegios, y no sólo de la puerta principal como planteaban ellos. La Contraloría dio la razón a la tabacalera y a los suplementeros. Las tabacaleras ganaban la batalla.

Pero la entidad sanitaria ha presentado un fiero contragolpe desde 2009, en la medida que ha concitado más aliados, se presentaron dos nuevas iniciativas en la cámara de Diputados: agrandar la advertencia, y modificar el Código del trabajo para proteger a las personas que trabajan en locales donde se consume tabaco. Chiletabacos sufrirían además otro golpe el mismo año, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) de Chile pidió la multa máxima que permite la ley (US$ 17 millones) por atentados a la libre competencia al incumplir un fallo del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) de 2005, por prácticas monopólicas. A su vez, Philip Morris presentó una demanda de US$ 137,5 millones contra Chiletabacos por indemnización de perjuicio, que aún no se resuelve.

El año 2010, no comenzaría mejor a raíz del terremoto, se decidió aumentar el impuesto al tabaco, ante lo cual Chiletabacos también presentó sus reparos. Hoy los impuestos al tabaco son el contribuyente número uno al Estado en los últimos 10 años, con un promedio estimado de US$ 800 millones anuales, proveyendo  entre 4 % y 5 % del ingreso total a las arcas fiscales

En Mayo del año 2011, y pese a la presión, el Ministerio de Salud ingresó al Congreso el Proyecto que Modifica Ley 19.419, en materias de Ambientes libres de Humo de Tabaco para hacerla más fuerte. Mediante esta ley se pretende asegurar la protección de los derechos de los no fumadores a vivir y convivir en espacios cerrados 100 % libres de humo de tabaco. Además se especifican en forma más detallada y clara entre varios, los siguientes puntos, destinados a frenar la pandemia: se prohíbe totalmente la publicidad, promoción y  patrocinio de los productos de tabaco o de elementos de la marca relacionados con dicho producto; se prohíbe cualquier forma de exhibición, venta y comercialización y distribución de tabaco o productos de tabaco en lugares que se encuentren a menos de 100 metros de distancia de los límites exteriores de los establecimientos de enseñanza Preescolar, Básica y Media; todo envase de los productos hechos con tabaco deberán contener una clara y precisa advertencia de los daños, enfermedades o efectos que, para la salud de las personas, implica su consumo o exposición al humo del tabaco.

Esta advertencia deberá ser diseñada por el Ministerio de Salud; la casa matriz del fabricante o el importador de los productos del tabaco deberán informar anualmente al Ministerio de Salud, sobre sus constituyentes y los aditivos que se incorporan a ellos, en calidad y cantidad, así como las sustancias utilizadas para el tratamiento del tabaco, pudiendo el Ministerio de Salud prohibir el uso de los aditivos y sustancias que aumenten el daño o riesgo del consumidor de dichos productos, y establecerá los límites máximos permitidos de las sustancias contenidas en los productos del tabaco.

Además se incluyó en base a la evidencia científica, un punto que fue la gota que rebalsó el vaso en la disputa, dado que efectivamente logra disminuir el consumo y por ende disminuirá las utilidades de las tabacaleras: la prohibición de fumar o mantener encendidos productos de tabaco en espacios cerrados de uso público lugares de trabajo, espacios cerrados o abiertos, públicos o privados, que correspondan a dependencias de: a.) Establecimientos de salud e instituciones del área  de la salud. b.) teatros, cines, o lugares en que se presenten espectáculos culturales y musicales, salvo que sean al aire libre. c.) Centros de enseñanza e instituciones en las que se realice práctica docente en cualquiera de sus formas. d.) Recintos donde se expenda combustibles. Chile sería así un país libre del humo del tabaco.

La tensión fue grande pero pese a ello la  ley fue aprobada el 2 de Enero de 2013 con  92 votos a favor, cuatro en contra y cinco abstenciones, y se hará efectiva desde marzo de este año. El Ministro manifestó su alegría y puso la estocada de gracia, denunciando explícitamente las fuertes presiones que ha ejercido la industria para detener este proyecto.

Sin duda la batalla entre salud y las tabacaleras continuará, aunque al menos por hoy la industria deberá volver a las trincheras y la salud ha avanzado en conquistar nuevos territorios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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