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Anatomía de una crisis: ¿La re-fundación de la derecha?

Alejandro González-Llaguno
Por : Alejandro González-Llaguno Sociólogo, analista político y encuestólogo.
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El modelo de gestión política –“La Nueva Forma de Gobernar”— y la coyuntura presidencial son las dos variables que explican la actual situación. Estos hechos fueron erosionando y debilitando la base electoral del oficialismo. El resultado de la municipal y de la primaria son señales contundentes de que el sector se ha debilitado.


En las últimas semanas uno de los temas políticos que dominaron la agenda mediática ha sido la re-fundación de la derecha. No obstante, se trata de una dinámica que deja más interrogantes que certezas: ¿es conceptualmente correcto hablar de refundación?, ¿en qué consiste esa refundación?, ¿es real, que se está configurando una nueva derecha?, ¿es viable políticamente una nueva derecha?, ¿acaso, no es más adecuado hablar de “derechas” que de “derecha”?, ¿y a parte de separarse del gobierno de Pinochet, qué otra ruptura tiene que hacer con su pasado más reciente?

De que lo no hay duda, es que la derecha chilena está en crisis. La magnitud es tal que en pocos meses tuvo que convivir con un deprimido –Longueira–, con un vetado –Allamand—, con un suicidado –Mena— y con una moribunda candidatura presidencial.

Primera pregunta: ¿desde cuándo está en crisis? La derecha política expresada en una alianza política y electoral de dos partidos –RN y la UDI–  ha convivido desde sus orígenes con tensiones internas que en distintas coyunturas se han manifestado con mucha intensidad. Cuando se instaló en La Moneda en marzo del 2010, esa crisis estaba en estado de latencia. No era el momento para emerger. El día del triunfo presidencial parecía que el sector era uno y las fracturas internas se habían diluido. En ese escenario, por tanto, ¿quién podrá decir que la derecha estaba en crisis y que necesitaba o que estaba en un proceso re-fundacional?

Entonces, ¿qué pasó en tan poco tiempo? Entre marzo del 2010 y la municipal de octubre del 2012 transcurren 31 meses, es decir, dos años y siete meses. ¿Es razonable pensar que en este breve lapso de tiempo se pueda incubar una crisis de tal magnitud que se configure un escenario de re-fundación política? Lo concreto, es que el sector está inmerso en una crisis que se ha caracterizado de distinta manera: “crisis terminal, crisis de identidad, proceso re-fundacional, profunda, que tiene problemas, etc.” Hoy, la derecha política está en una crisis.

Segunda pregunta: ¿qué explica esta crisis? El modelo de gestión política –“La Nueva Forma de Gobernar”— y la coyuntura presidencial son las dos variables que explican la actual situación. Estos hechos fueron erosionando y debilitando la base electoral del oficialismo. El resultado de la municipal y de la primaria son señales contundentes de que el sector se ha debilitado.

A medida que esta tendencia se profundiza, las tensiones del sector aumentan. La coyuntura presidencial ha sido el escenario de la batalla por la conducción política e ideológica del sector. Se vuelve abrir la herida y las diferencias y malestares se evidencian. Hay “dos almas” o “nuestra legítima diferencia” se ha escuchado en estos días.

El problema político para la derecha, es que en estas condiciones –debilidad y tensión– ha debido enfrentar una “coyuntura pantanosa” que forma parte de un nuevo ciclo social y político. En efecto, la derecha enfrenta una situación de crisis y debilidad en un contexto social y político distinto al que generó las condiciones para llegar a La Moneda en marzo del 2010.

Tercera pregunta: ¿hacia dónde va esta crisis?  Los desenlaces son potencialmente múltiples. Una de las interpretaciones dominantes es la tesis de la “re-fundación” y de la “nueva derecha”.  Sin embargo, es prematuro afirmar que en el sector se puso en marcha un proceso re-fundacional, por lo menos, a corto y mediano plazo.

Cuarta pregunta: ¿qué implica una derecha refundada? Una derecha re-fundada, es una derecha distinta a la que hemos conocido durante los últimos treinta años. Evidentemente, no es el caso de la derecha actual. De hecho, la de ese tiempo es la misma que la de hoy. Para lustrar la situación actual podemos remitimos a lo que sucede en el sector desde los sesenta.

En esa década, la derecha no sólo fue sometida a la “reforma agraria”, sino también a una derrota electoral de proporciones y a la disolución de sus partidos históricos –liberales y conservadores–. El Partidos Nacional, por tanto, es el resultado de una re-fundación profunda: política e ideológica. Esta dinámica re-fundacional se fortalece cuando observamos que en el mismo tiempo histórico emerge la derecha gremialista.

Con el golpe militar de septiembre de 1973, los nacionales se disuelven y los gremialistas comienzan a hegemonizar el poder al interior del gobierno. Desde los ochenta este proceso se consolida y se posicionan tres derechas: la tradicional de raíz liberal-conservadora, los gremialistas y la derecha pinochetista. Estos últimos, rápidamente salen de la escena. La derecha que esta lista para ser oposición desde los noventa es cualitativamente distinta a la que comienza a emerger desde fines de los sesenta. Esto si, en consecuencia, en una ejemplo de re-fundación.

Es evidente, por tanto, que la derecha de hoy no está inserta en un proceso semejante. RN y la UDI  son el resultado de una re-fundación. La derecha de hoy no es distinta a la que fue oposición desde los noventa.

Quinta pregunta: si no se puede hablar hoy de “dinámica re-fundacional”, ¿de qué se puede hablar?  Hoy, me parece más adecuado hacer referencia a que la derecha está inmersa en un proceso de reformulación y posicionamiento político que tiene como horizonte adaptarse a las condiciones sociales, políticas y económicas de la nueva fase política.

En definitiva, lo que ocurre en el sector es un reposicionamiento y/o una “reformulación adaptativa” del sector y de sus  liderazgos. El sector comienza a moverse y a mirar el futuro. Eso, es lo que ha hecho Piñera con la coyuntura de los 40 años del golpe.

Sexta pregunta: ¿Qué desafíos debe enfrentar la derecha en este proceso de re-posicionamiento La respuesta, la encontramos en tres dimensiones: política, economía y valores.

En el plano de la política, para refundarse debe lograr: (a) ser competitiva e influyente en un sistema democrático sin subsidio político, (b)  romper con el lado oscuro de la dictadura, (c) impulsar la renovación de su personal político, (d) re-definir la hegemonía interna entre las distintas “derechas” y (e) tener capacidad de articular pactos político-electorales con el centro político; o con lo que está  a la izquierda de la derecha o a la derecha de la izquierda.

En el plano de la economía, las ideas económicas de la derecha son las que fundaron el modelo neoliberal chileno. La defensa y la apología que el oficialismo hace del modelo son un freno para la re-fundación debido a que la nueva fase social y política tiene entre sus rasgos la fuerte impugnación al modelo y a sus principales ejes operativos: ¿cómo se puede refundar, si sigue creyendo en el fundamentalismo económico?, ¿cómo se va refundar, si todo es mercado y mercantilización?, ¿cómo se va refundar, si el Estado solo debe regular?, ¿cómo se va refundar el sector, si va seguir pensando la economía como un orden “puro, perfecto y predecible”?, ¿puede, la derecha en el nuevo escenario político seguir haciendo apología del crecimiento ilimitado?, ¿acaso, va usar las mismas ideas económicas para defender el modelo y los ajustes a los que va ser sometido?, ¿acaso, piensa que todo se reduce a los abusos de la empresa sobre los consumidores?, ¿acaso, va seguir afirmando que lo que funciona mal en el plano de la economía es porque no hay competencia?

Finalmente, en el plano de la cultura y los valores una nueva derecha debe actuar de modo distinto a como lo ha hecho los últimos 25 años. No puede desconocer que a la mayoría de los debates valóricos no sólo ha llegado tarde, sino también se ha opuesto a legislar ubicándose en posiciones conservadoras que tarde o temprano terminan debilitándose. Los ejemplos son varios: divorcio, ley de filiación, la píldora del día después, libertades civiles, matrimonio igualitario, aborto terapéutico y AVP, etc.  ¿Acaso, la “nueva derecha” tendrá una actitud no defensiva frente a estos temas?, ¿acaso, la derecha va comenzar a reconocer y legitimar la diferencia?

Hoy, la refundación no es posible y está más lejos que cerca. Por tanto, hoy me parece exagerado hablar de que la derecha está inmersa en un proceso de reflexión y de re-fundación político-ideológica. Ni siquiera sabemos, si la actual crisis se va tomar ese camino. La elección de noviembre será fundamental para conocer el desenlace de este proceso. Y luego, hay que poner atención en lo que va suceder en las próximas internas de cada partido.

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