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Nuevas habilidades en educación

Sebastián Miranda
Por : Sebastián Miranda Director de Servicios Educativos Arquimed Innovación
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Para el mundo actual se necesitan habilidades que hay que inculcar, tales como la comprensión de lectura, la habilidad de buscar y discriminar información recopilada; además de pensamiento crítico. Éstas son la base que permitirá a las nuevas generaciones enfrentar los retos que el mundo les presentará y en los cuales es imprescindible resolver con autonomía.


Durante los próximos meses, sin importar quién gane las elecciones en nuestro país, se producirán importantes debates en materia de educación. En este marco, hay un aspecto que se ha ausentado de la conversación y debería ser el eje central de ésta. Se trata, paradójicamente, del aprendizaje, de los estudiantes, del modelo educativo, de las herramientas y habilidades que la escuela debe generar en los alumnos frente al cambiante mundo en que vivimos, asunto íntimamente ligado a la calidad educativa.

Las generaciones han evolucionado conforme el mundo cambia, de manera cada vez más acelerada, mas no la forma de educar a nuestros niños. Prima aún el concepto de enseñanza –un profesor frente a un curso dictando clases magistrales–, por sobre el de aprendizaje. Destrezas que eran básicas en la enseñanza escolar hace un tiempo, hoy ya no son suficientes, como, por ejemplo, resolver ejercicios usando las cuatro operaciones matemáticas. Hoy se requiere saber interpretar problemas, traducirlos en lenguaje matemático y luego resolver. ¿Cómo enfrentar entonces este cambio? ¿Es necesario “revolucionar” el sistema o sólo hacer unos ajustes al mismo?

La teoría del Cono del Aprendizaje de Edgar Dale, postula que mientras los niños más experimenten, representen o simulen la materia, más fácil les es aprender y retener el nuevo conocimiento. Así, un profesor acompañado de distintos elementos tecnológicos, por ejemplo, puede transformarse en un guía capaz de enfocar su tiempo en actividades que agreguen valor al proceso del aprendizaje. La manera de enriquecer la clase y lograr que el alumno sea protagonista presenta un desafío educativo interesante para los pedagogos modernos.

Un reto que se desprende del punto anterior, es la motivación, tanto para aprender como para enseñar. En el caso del profesor es clave este atributo, para, a su vez, motivar a sus estudiantes. Puede lograrlo creando contenido interesante y atractivo mediante el uso de material manipulativo, videojuegos u otro sistema atractivo que impulse a los alumnos a “querer saber más”. Si esta motivación se mezcla con la enseñanza, sin duda, tenemos una buena ayuda para apoyar e incentivar la labor pedagógica.

En general, las tecnologías en la sala de clase permiten, entre muchas otras cosas, un ambiente enriquecido que propicia el aprendizaje colaborativo, proveyendo facilidades de tiempo y espacio para desarrollar este proceso. Esta plataforma es inclusiva –ítem que da para otro debate–, permitiendo a todos participar. Además, facilita mantener la información actualizada y al alcance.

Todos los recursos imaginativos que un profesor pueda desplegar en clases para motivar a sus alumnos y entregar un valor agregado a la enseñanza son válidos. Los estudiantes de hoy pueden aprender por sí mismos usando los medios apropiados y la guía pedagógica. Para el mundo actual se necesitan habilidades que hay que inculcar, tales como la comprensión de lectura, la habilidad de buscar y discriminar información recopilada; además de pensamiento crítico. Éstas son la base que permitirá a las nuevas generaciones enfrentar los retos que el mundo les presentará y en los cuales es imprescindible resolver con autonomía.

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