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Reforma tributaria y salud pública

Por: Bert Kaempfe Vásquez. Estudiante de Magíster en Salud Pública University Of Washington Seattle, EE.UU.


Señor Director:

La Salud Pública como argumento para la reforma tributaria ¿Qué tienen en común el alto consumo de bebidas y gaseosas y su alza en los impuestos, el predominante embarazo adolescente, la polémica de las vacunas, las altas tasas de depresión, la reforma tributaria y la inequidad? Todos son aspectos que se relacionan con la salud pública de nuestro país.

Existe un fenómeno bien estudiado a nivel mundial y también en Latinoamérica, conocido como la gradiente social en salud, donde no solo los más ricos están mejor que los más pobres, sino que todos los que se ubican entre medio caen en un patrón o una escala ordenada, es decir, el que está en primer lugar está mejor que el que está en segundo lugar y este a su vez está mejor que el que está en tercer lugar de la gradiente socioeconómica y así hasta el más pobre. La vieja imagen del «pobre gerente» con una mala salud y muy estresado es sólo un mito a escala de la población, gozando de mucho mejor calidad de vida y salud. Este fenómeno no solo se explica por acceso a mejores servicios de salud, dado que se observa también en países como Inglaterra o Canadá, países con salud gratuita y universal.

Estas diferencias,  que podrían parecer como un fenómeno natural y, en el peor de los casos, lamentable, tiene implicancias poderosas en la salud de la población.

La inequidad en el ingreso y el patrimonio, medida a través del Coeficiente de Gini, es una fuente de daño y disminución en la expectativa de vida en los países donde este fenómeno ha sido estudiado. Es difícil pensar que nuestro país escape a esta situación, haciendo el argumento para la redistribución de la riqueza en Chile también un argumento de salud.

Es necesario notar que las intervenciones más exitosas en salud pública son aquellas que apuntan a las leyes y condiciones universales, intervenciones que la mayor de las veces son las más polémicas y resistidas, en comparación, por ejemplo, con querer educar a los jóvenes sobre los riesgos del consumo del tabaco o brindar alimentos a niños malnutridos, de impacto más evidente y alto consenso pero que alcanza a menos personas. Así mismo,  pueden ser vistas como fuera de la esfera de la salud pública, como por ejemplo, la reforma tributaria.

Finalmente a propósito de la nuevas leyes de esta reforma, vale la pena mencionar que probablemente el impuesto a las gaseosas tenga un impacto más grande en aquellos con menos ingresos, es decir en la población con mayores tasas de obesidad y dificultad de acceso a la salud, siendo una excelente medida para reducir nuestra comunalidad con México y Estados Unidos en dos aspectos; mayor consumo per cápita de Coca-Cola (Chile es el segundo, detrás de México, según información de la compañía) y mayor aumento de la obesidad en los países de la OCDE (Tercero luego de esos dos países).

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