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Más arte, más cultura, mejor educación

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Dino Pancani
Por : Dino Pancani Doctor en Estudios Americanos
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Si la incorporación de la cultura y el arte a la formación de los estudiantes es un consenso social, entonces, el Estado debiese ser el garante de que esto ocurra.


Existe consenso sobre la necesidad de una formación integral de los niños, niñas y jóvenes, a través de una educación que involucre el desarrollo de sus habilidades cognitivas, emocionales y sociales; sin embargo, el sistema educativo privilegia las habilidades cognitivas, obviando la formación compleja de la persona, las que además se esfuerza en medir con pruebas estandarizadas.

La Convención de los Derechos del Niño, firmada y ratificada por Chile, señala en el artículo 31.2.: “Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento”.

[cita]Si la incorporación de la cultura y el arte a la formación de los estudiantes es un consenso social, entonces, el Estado debiese ser el garante de que esto ocurra. [/cita]

El sistema educativo chileno brinda a los niños, niñas y jóvenes oportunidades acotadas para acceder a la cultura y las artes en sus respectivas escuelas; si bien existen iniciativas que las promueven como parte integrante de su formación, también es cierto que, en muchas ocasiones, se entrega al equipo directivo del establecimiento o a la comunidad escolar la sustentabilidad económica de las expresiones artísticas, poniéndose énfasis en su financiamiento y no en el sentido transformador que tienen la cultura y el arte al interior de la escuela. Si la incorporación de la cultura y el arte a la formación de los estudiantes es un consenso social, entonces, el Estado debiese ser el garante de que esto ocurra.

Probablemente, esta es una de las primeras tensiones que deberán resolver las autoridades cuando se implementen las iniciativas de cultura y educación comprometidas en el programa de gobierno. Esfuerzos tales como: crear un programa para niñas y niños en disciplinas artísticas; una red nacional de coros y cuerpos de baile infantil, y un nuevo programa, de carácter masivo, para el desarrollo artístico y creativo del arte y la cultura al interior de la Jornada Escolar Completa, requieren de cambios a la concepción de cultura arraigada en la institucionalidad estatal y en las escuelas. Por ejemplo:

a)     Los fondos concursables y el financiamiento transitorio de los programas que promueven la transversalidad del arte y la cultura, deberían dejar de ser dos características de la presencia estatal en el sistema educativo. Al Estado le corresponde dotar de recursos humanos y materiales que permitan el desarrollo del arte y la cultura en la escuela.

b)    Si un establecimiento no promueve a la educación como un espacio que entrega formación integral a los estudiantes,  idea que debería considerar la promoción de la cultura y las artes como elementos transversales, las autoridades deberían colaborar de manera directa para que el establecimiento se transforme en un centro pluralista, democrático, participativo, diverso y de calidad. Así como el Estado interviene en la mejora de materias como matemática y lenguaje, debería destinar esfuerzos que potencien el arte y la cultura.

c)     Las horas destinadas al cultivo de expresiones artísticas y culturales, en el marco de la Jornada Escolar Completa, deberían incrementarse, transformando las iniciativas en parte de un proyecto educativo integrador que represente y colabore en la educación de niños, niñas y jóvenes reflexivos, críticos, sensibles, comprometidos con su desarrollo y el de su comunidad.

d)    El Estado debería capacitar a los docentes en función de incorporar nuevas estrategias pedagógicas que les permitieran incorporar códigos ajenos a su formación, utilizándolos en el vínculo cotidiano con sus estudiantes.

Por último, vale la pena recordar que ejercer el derecho a la educación es el punto de partida para construir una sociedad justa, democrática y participativa, y esto se logra, también, con más arte y más cultura dentro y fuera de la escuela.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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