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¿Calidad o excelencia?

Por: Carlos Poblete Avila , profesor de Estado


Señor Director:

Las palabras que usamos, por su significado, no son gratuitas. Las palabras dicen, hablan. Algunas son melosas, otras muy crudas. El idioma es un bello instrumento, un histórico material social. En las palabras está la historia de la humanidad, de los pueblos y sus culturas.

Tantos escritores, pensadores, científicos y poetas del mundo han hecho un excelso uso de ese natural, biológico e intelectual instrumento vital de comunicación social, cuya unidad básica es la palabra. Dice el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, » el hombre es un ser de palabras».

Las palabras han de emplearse con propiedad. El mal uso y el abuso las gastan, y el desuso también las hace morir. En momentos pareciera existir temor o inhibición de practicar algunas expresiones lingüísticas, sobre todo las que dicen verdades.

Por estos días en nuestra sociedad chilena ha estado en boga el vocablo calidad, se ha repetido mucho. Particularmente referido a la enseñanza, también a la salud y a otras actividades. Se reclama, con justicia, » educación de calidad». Y, ¿qué supone que la educación sea de calidad?

Un proceso tan complejo como el mencionado ha de ser aplicado con suprema calidad, esto es, con excelencia. Lo excelso del acto educativo se medirá por sus resultados. El asunto es que solo se dice calidad y no excelencia. Esta última voz representa el peldaño semántico superior, y a ese nivel hay que aspirar, y debe decirse, proclamarse e instalarlo en el conversatorio diario de la comunidad.

Las palabras capturan y expresan realidad, y ellas contribuyen a crear conciencia personal y colectiva. Entonces, no temer a las palabras, más aún cuando ellas acusan determinadas situaciones que, por graves o dolorosas que sean, deben ser develadas.

Obviamente para que la educación como sistema sea de excelencia, deben resolverse de raíz situaciones que la afectan ya por décadas. Condiciones materiales, pedagógicas formativas de los educadores, laborales y salariales de los mismos, deben ser atendidas y solucionadas sin dilaciones.

Carlos Poblete Avila
Profesor de Estado
Director Centro de Estudios
Conciencia Crítica

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