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Walker y la psicopatía política Opinión

Walker y la psicopatía política

Benito Baranda
Por : Benito Baranda Convencional Constituyente, Distrito 12
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La historia de los partidos políticos de Chile no es como para enorgullecerse, ni para caer en la pedantería de compararnos con los otros países de América Latina, ya que está plagada de profundos quiebres y de dolores sociales. Basta recordar los numerosos quiebres democráticos en que parte importante de la responsabilidad en la provocación de ellos le ha cabido al Poder Legislativo.


He leído con atención las declaraciones del senador Ignacio Walker de este fin de semana pasado y mi primera conclusión fue –por deformación profesional– aquí hay una ‘pérdida del juicio de la realidad’, es decir, un acto de ‘psicopatía política’.

Con una aprobación por el suelo desde hace bastantes años –y con niveles de credibilidad, confianza y legitimidad preocupantes–, el Poder Legislativo y quienes allí se desempeñan deben hablar menos, estar más con sus electores, leer (a los intelectuales) acerca de los problemas que tenemos, trabajar más y avanzar en la consolidación de la democracia en Chile. De nada sirve vanagloriarse por el conocimiento de la historia de Chile –ofendiendo gratuitamente a otros por una supuesta ‘ignorancia’– si de ella no hemos aprendido. Además, la historia de los partidos políticos de Chile no es como para enorgullecerse, ni para caer en la pedantería de compararnos con los otros países de América Latina, ya que está plagada de profundos quiebres y de dolores sociales. Basta recordar los numerosos quiebres democráticos en que parte importante de la responsabilidad en la provocación de ellos le ha cabido al Poder Legislativo.

Quienes trabajamos intensos 45 días en el Consejo Asesor Presidencial encabezado por Eduardo Engel, lo hicimos de manera gratuita pensando en el bien mayor de Chile, creyendo que la democracia es la mejor forma de Gobierno, y aspirando a dar un aporte para fortalecer el quehacer político en general, permitiendo que este vaya recuperando la confianza ciudadana. Le corresponde a los poderes Ejecutivo y Legislativo analizar y buscar los mejores caminos para lograr que esto suceda.

Lo nuestro fue un aporte que nació de la escucha de muchas personas y grupos –también de los empresarios, parlamentarios y partidos políticos–, del esfuerzo intelectual de un buen número de profesionales –a los que no es necesario ofenderlos con la ‘pizarra’– y de la discusión conjunta de quienes con bastante abnegación y rigurosidad nos dedicamos esos días a discutir y llegar a acuerdos. Por lo menos, yo exijo un comportamiento de rigurosidad y entrega similar de un miembro de la Cámara Alta, remunerado y con bastantes privilegios, cuyo cargo es de representación popular y está para servir al país.

[cita]Lo nuestro fue un aporte que nació de la escucha de muchas personas y grupos –también de los empresarios, parlamentarios y partidos políticos–, del esfuerzo intelectual de un buen número de profesionales –a los que no es necesario ofenderlos con la ‘pizarra’– y de la discusión conjunta de quienes con bastante abnegación y rigurosidad nos dedicamos esos días a discutir y llegar a acuerdos. Por lo menos, yo exijo un comportamiento de rigurosidad y entrega similar de un miembro de la Cámara Alta, remunerado y con bastantes privilegios, cuyo cargo es de representación popular y está para servir al país.[/cita]

El senador con este comportamiento daña al Poder Legislativo y a su partido. Genera un abismo mayor con la ciudadanía, ya que su descalificación huele más a defensa corporativa que a racionalidad democrática, a protección de los suyos implicados en hechos vergonzosos que a deseos genuinos de fortalecer la política en Chile.

Creo que el senador debería seguir más el comportamiento del presidente del Senado al respecto –su hermano Patricio–, quien ejerciendo responsable y reflexivamente su rol ha tenido una postura más autocrítica, abierta, menos defensiva y de un mayor realismo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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