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Bullying como un modo de tortura

Abraham Magendzo
Por : Abraham Magendzo Premio Nacional de Educación. Profesor Universidad Academia Humanismo Cristiano
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En diciembre de 1997, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 26 de junio como el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura. El Estado de Chile firmó y ratificó el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes de Naciones Unidas, el cual entró en vigencia en enero de 2009.

La Real Academia de la lengua define la tortura como un “castigo físico o psíquico infligido a una persona con el fin de mortificarla o para que confiese algo” y como una “pena o sufrimiento moral o físico muy intenso y continuado que siente una persona”. Por su parte, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes del 26 de junio de 1987, entiende por el término tortura “todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales…”.

A partir de esta definición, podemos señalar que no es un exceso, ni tampoco una exageración considerar que el Bullying es un es un modo de tortura. En efecto, la intimidación o Bullying es un hostigamiento permanente y reiterado de un estudiante, o un grupo de estudiantes, a otro estudiante o grupo. Se trata de una relación asimétrica de poder, en la cual el más débil no puede responder las agresiones del más fuerte. Este fenómeno existe en los establecimientos educacionales, pero también con otros nombres se ve su ocurrencia en contextos laborales, al interior de las fuerzas armadas, en el ciberespacio, etc.

El Bullying, al igual que la tortura, es un fenómeno en el cual están involucrados severos procesos de intolerancia, discriminación, negación de la dignidad de la persona y sus derechos, incapacidad de reconocer al otro/otra como un legítimo otro/otra, inhabilidad empática, todo lo cual se sustenta en prejuicios y estereotipos. De esta manera entonces, tanto la tortura como el Bullying contravienen una serie de derechos humanos consignados en importantes instrumentos legales internacionales y nacionales.

[cita tipo=»destaque»]El Bullying, al igual que la tortura, es un fenómeno en el cual están involucrados severos procesos de intolerancia, discriminación, negación de la dignidad de la persona y sus derechos, incapacidad de reconocer al otro/otra como un legítimo otro/otra, inhabilidad empática, todo lo cual se sustenta en prejuicios y estereotiposc[/cita]

Ambos, tanto la tortura como el Bullying, se proponen de manera intencional y premeditada producir daño, menoscabar la dignidad del otro/otra, humillarlo, denigrarlo, discriminarlo, haciendo uso de diferentes formas de agresión (física, verbal, agresión indirecta). Más aun, la cercanía entre Bullying y la tortura se refiere a la repercusión social -perdurable en el tiempo- que ambas poseen. En el caso de la tortura, hay efectos directos sobre la cohesión social, cultural y política de una sociedad. El Bullying escolar tiene consecuencias negativas sobre el clima y la convivencia escolar, que genera estados emocionales que impactan en la sala de clases.

Más aun, de acuerdo a las descripciones que hacen las víctimas de tortura y del Bullying, es un acto deshonroso e indigno que afecta extremadamente a la víctima, humillándola y sometiéndola; dejando secuelas y efectos psicológicos y físicos traumáticos, conduciendo en algunos casos a que las victimas atenten contra su vida.

Por último, cabe consignar que durante los últimos años el fenómeno del Bullying ha devenido en una problemática de creciente preocupación e interés nacional en Chile. De hecho, el Bullying está presente en muchos de los establecimientos educacionales y se ha instalado en la opinión pública del país, y está actualmente siendo considerado como parte de la política pública; aun cuando queda un largo camino por recorrer para que los establecimientos levanten proyectos e iniciativas concretas anti-bullying.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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