Uber: un negocio de ilusiones
Señor Director:
La llegada a Chile del juego pokemón go, trajo consigo un concepto poco comprendido, al menos para mí, en relación a lo que yo me imagino por realidad aumentada. Pero no vamos a hablar de ese juego virtual por razones más que obvias, no tengo idea de qué se trata, pero sí quisiera comentar de la irrupción extraordinaria de UBER, desde una posición privilegiada, en la vida de los chilenos y la realidad aumentada para uno de los participantes en esta “aplicación” y el negocio generado.
¡Hasta $ 2.000.000 de pesos mensuales!, ¡conozco a alguien que ya tiene cinco autos y los administra….el tipo se está haciendo millonario!…., ¡me retiré de mi trabajo y ahora me dedico solo a UBER!…., son algunos de los comentarios que yo escuché, ya sea en forma directa por los conductores de UBER o por tercero que habían escuchado de……, ¿cómo tantas lucas fáciles?, mi formación de ingeniero y mi irrefrenable conducta de cuestionarlo todo, me hizo dudar de tanta maravilla, y cómo estoy en un proceso de emprendimiento nada que ver con transporte, el cual marcha al ritmo de la economía del país, por lo tanto me queda bastante tiempo libre, envié mi solicitud para participar de “este maravilloso negocio”, ganar algunas lucas y lo más importante, analizar el mercado para invertir en un vehículo y contratar un conductor….¿y quién sabe?, al término de un año capaz que tenga mi flota de autos generando lucas a raudales, total soñar es gratis.
Dos semanas y aceptado, dos vehículos inscritos, ambos categoría black y a taxear se ha dicho, o como dice la “aplicación”, a ganar dinero. Para lo anterior, hice caso de todos los “experimentados” conductores de UBER que me recomendaron sus tips, salí en la noche, temprano en la mañana, los sábados en la tarde, los domingos, cerca de centros comerciales, a la hora del taco etc. Lo necesario para tener una muestra del comportamiento del mercado.
Hasta aquí todo bien, emocionante resulta la primera vez que lo “pinchan” y se despliega el mapa de la ruta, escuchar a la “mujer de waze” que le dice: “estamos listos, a cien metros gira a la derecha en AVENIDA OSÉ” y mantente a la izquierda….”……..en cien metros llegarás…..”, con el tiempo he aprendido a descifrar el pronunciamiento de la mujer de waze, como entender que AVENIDA OSÉ en realidad es AVENIDA OSSA. Me dicen que la voz de Claudio Palma ya está disponible, pero no sé si quiero manejar con alguien que me indica las calles como si estuviera relatando un partido de fútbol.
Pero vamos al fondo del asunto. En este negocio participan tres sujetos, el sujeto UBER, creador de la aplicación, el sujeto cliente o pasajero, y el sujeto conductor. Claramente hay un sujeto feliz, y un sujeto feliz y forrado.
Los felices somos todos los usuarios de UBER, un servicio impecable en todo el sentido de la palabra, de rápido acceso, buena calidad del servicio, mucho más seguro que los actuales servicios de transporte, se conoce de antemano al conductor y patente del vehículo, autos limpios, conductores la mayoría educados y atentos, sin ninguna posibilidad de manipular la tarifa, con posibilidad del usuario de calificar al conductor por su servicio, limpieza del auto, modo de manejar, y por cierto, la mayoría de las veces más barato, etc. En fin, la mayoría son cosas buenas para los usuarios con una distancia sideral en cuanto a calidad entre el transporte establecido y esta “aplicación”.
Hoy UBER está dando soluciones de transporte a todo tipo de pasajeros, el tradicional, el que quiere ir a la nieve, los que utilizan bicicletas y necesitan traslado, los que andan en grupos, y un muy importante servicio recién inaugurado, para todas aquellas personas con algún tipo de discapacidad, que en Chile suman casi dos millones de personas aproximadamente.
En el otro extremo, UBER, empresa feliz y forrada, feliz porque ha sido una genialidad de negocio, con una irrupción extraordinaria en el mercado de transporte privado de pasajeros a nivel mundial y forrada porque además se lleva entre el 25% y 28% del valor de la carrera que realizan todos los autos que andan circulando en el mundo, no sé si podrán imaginar tamaña cantidad de dinero, cuya inversión inicial y los gastos asociados a la mantención de la “aplicación” son a mi juicio, casi despreciables frente a la continua y gigantesca cantidad de dinero que ingresa segundo a segundo a UBER.
¿Y en el medio?, los conductores, ilusionados en ganar dinero, que producto de comentarios de “boca en boca” han aumentado la realidad de lo que realmente significa trabajar para UBER y los reales ingresos que este trabajo generará.
El auto es de responsabilidad del conductor, el seguro de auto, el plan de datos del celular y las mantenciones también, las reparaciones ante un choque, la depreciación del vehículo, los perjuicios ante un asalto, no existe protección por enfermedad (el que no se “conecta” no recibe ingresos”), no se pagan vacaciones, UBER define cuanto es la comisión que cada conductor le debe pagar y la sube unilateralmente (partió siendo 20% y a poco andar la subió a 25%), UBER “desconecta” al conductor sin derecho a “pataleo” cuando esta estima que ya no cumple los estándares UBER, en fin, el conductor asume TODOS casi TODOS los riesgos de un extraordinario negocio, pero que no llega ni remotamente a ser una maravilla para los conductores.
Veamos por qué. Un día muy bueno para un conductor (descontada la comisión de UBER) es aproximadamente 4.000 $/h, si esto lo multiplicamos por 10 horas y 6 días a la semana (al menos uno para descansar), nos da una suma al mes de $ 960.000. Redondeando en $ 1.000.000 y descontando la bencina que es entre un 20% y 30% del valor de la carrera llegamos en el mejor de los casos, a $ 800.000 y peor $ 700.000. Ahora bien, a lo anterior hay que sumar los gastos mencionados en el párrafo anterior (plan de datos mensual, mantención, seguro y depreciación del vehículo) y de ahí cualquier otro inconveniente que pudiera ocurrir y que interrumpiera el escenario original de 10 horas manejando, por 6 día y 52 semanas al año (choque, enfermedad del conductor, suspensión de licencia etc.). Claramente, un escenario como el descrito para un año es irreal y lo que se puede esperar es que efectivamente haya circunstancias que harán que ese tiempo de manejo casi nunca se cumpla, lo que mengua aún más los ingresos mensuales.
Con los datos mencionados y recolectados en mi incursión de conductor UBER, hice el ejercicio de evaluar el proyecto a dos años, invirtiendo en un vehículo y contratando un conductor y la conclusión es una sola: UBER no es un buen negocio para alguien que quiera invertir, hay mejores alternativas frente a una rentabilidad tan baja y la enormidad de riesgos involucrados.
El modelo de negocio de UBER está diseñado para aquel que ya tiene el vehículo y quiere darle un uso alternativo al vehículo y a su tiempo de manera transitoria, generando un dinero “EXTRA”, manejando tres o cuatro horas por día como promedio y en su tiempo libre (lo que en la realidad, y descontado todos los gastos ya mencionados, puede llegar a $ 300.000 mensual aproximadamente).
Si no consideramos todos los gastos, claramente que nos vamos a ilusionar por los ingresos semanales que UBER deposita en la cuenta corriente de cada “socio conductor”. A lo anterior, habrá que sumar los impuestos que en algún momento los conductores tendrán que pagar por este aumento de sus ingresos y que los puede hacer cambiar de tramo en relación a su declaración ante impuestos internos.
Sin duda que al inicio, cuando UBER llegó a Chile, fue un buen negocio producto de la oportunidad y los bonos que la propia “aplicación” les entregaba a los conductores como incentivo para salir a manejar y también por la creciente y progresiva demanda, lo que distorsionaba la realidad de lo que realmente genera este negocio para el conductor.
Creo que UBER es una solución genial para los usuarios, ayuda a que los chilenos no conduzcan después de haber ingerido alcohol dado la prontitud y eficiencia de su servicio, menos personas utilizan su vehículo particular prefiriendo UBER lo que debiera ayudar en el tiempo a descongestionar la ciudad. Da una muy buena solución de traslado a las personas con capacidades limitadas. Genera una buena imagen y solución de transporte a los turistas que visitan el país. Absorbe un porcentaje de los actuales y futuros desempleados en el país, y finalmente ha permitido que las personas comunes y corrientes tengan un ingreso extra.
Por otra parte, no recomiendo a nadie invertir, ni menos contratar un conductor, la rentabilidad de este negocio es muy baja frente a tanto riesgo. Pero lo más importante a mi juicio, UBER siendo una empresa del siglo XXI y que ha provocado un cambio en la industria del transporte privado de pasajeros, fundamentalmente por el uso de la tecnología, debe también comportarse como una empresa del siglo XXI en la relación con las personas que le generan todos sus extraordinarios ingresos, es decir los conductores.
UBER actúa arbitrariamente subiendo su comisión cuando ellos lo estiman conveniente, UBER “desconecta” a los conductores cuando ellos estiman que así debe ser derivado de una mala calificación hecha por los usuarios y sin posibilidad de “pataleo”. UBER incorporó el cobro en efectivo, a pesar de que su sello distintivo inicial fue la seguridad de los pasajeros y conductores debido a la no transacción de dinero en efectivo (fue como la “cachetada del payaso”), obviamente con el ánimo de captar más mercado. UBER aumenta las tarifas (tarifas dinámicas) cuando ellos estiman conveniente y de acuerdo a los datos recolectados que indican que hay un aumento de la demanda, por lo tanto se requieren más conductores (con el aumento de la tarifa más conductores van a satisfacer la demanda y usan ese aumento de la tarifa como enganche). No hay posibilidad hoy día por parte de algún ente contralor verificar si los aumentos de tarifa se justifican o no y si todos los ingreso por tarifa dinámica llegan al conductor.
UBER debe tener una relación más horizontal y amable con sus “socios conductores” como le llaman, en cuanto a este gran negocio, compartir algo más de los beneficios y riesgos asociados, casi todos al conductor y casi nada o nada a UBER.
Los taxis de techo amarillo, se convirtieron en un monopolio amparado por el Estado y han llegado a una no muy buena imagen por parte de los usuarios producto de la falta de competencia y laxitud en el control. Hoy se abre una oportunidad para que ellos también se incorporen a este cambio de la industria copiando las bondades de UBER y mejorando las falencias. De no haber competencia UBER se transformará en un monopolio que normalmente tienden a repetir las malas prácticas provocadas por la ausencia de competidores, las cuales repercutirán en el usuario y por cierto también en el conductor.
Por último, UBER debe ser regulada, no solo desde el punto de vista impositivo, sino que también disminuyendo los riesgos asociados a la conducción, exigiendo por ejemplo licencia profesional a los conductores entre otras cosas, pero además debe ser regulada en la relación UBER – SOCIO CONDUCTOR, en donde como en toda relación, existan deberes y derechos para cada uno de los participantes del negocio y de acuerdo a la responsabilidad de cada uno en la generación de ese negocio. Un negocio siempre será bueno cuando es bueno para todos.
Rodrigo Ortiz J.
Usuario frecuente y Conductor Circunstancial de UBER