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¿Remedios de siempre para enfermedades nuevas?

Por: Sebastián Ruiz, administración pública Universidad Central


Señor Director:

Hasta hace un par de semanas atrás parecía que el gobierno de Michelle Bachelet (DC) retomaba el vital impulso que caracterizo la segunda llegada al Palacio Presidencial de la mandataria, la aprobación ciudadana. Luego de meses y meses de caída en la aprobación de su gestión se presentaba un respiro, una bocanada que llegaba para oxigenar una vez más al Ejecutivo y devolver –como decimos en buen chileno- el alma al cuerpo a la Presidenta, respiro que como todo parece apuntar, simplemente fue el último aliento antes del inescapable ahogo.

Luego del escándalo del Servel y el Registro Civil antes de las Municipales 2016, lo que rebasó el vaso para la –en ese entonces- ministra de Justicia Javiera Blanco (DC), siguió la receta que pretendía desarrollarse bajo del titular de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre (PPD), el vocero de Gobierno, Marcelo Díaz (PS), y el polémico Ministro de Interior, Mario Fernández (DC). El rotundo y por lo demás evidente fracaso –inteligentemente exacerbado por la oposición- de este remedio expuso e hizo ver mal la capacidad política del comité político, lo que nuevamente desató una serie de críticas y cuestionamientos teniendo como principal blanco a la presidenta.

Además, como si no fuese suficiente, pasó lo que pocos imaginaban, un rotundo fracaso en las municipales, la perdida de comunas emblemáticas cómo Santiago, Maipú, entre otras, encendió las alarmas de un posible resurgimiento de la oposición y sobre todo, como pudo visualizarse durante las transmisiones de las victorias de Chile Vamos, el posicionamiento del ex mandatario Sebastián Piñera como el hombre fuerte de la derecha y como es claro, el único –teniendo como contrapeso solamente a Ossandón- capaz de levantar un proyecto creíble y que cautive a los votantes más hacia la centro derecha y a la mayoría de la población votante que se resiste de la administración Bachelet.

Por lo demás la analogía Pïñera-Lagos tiene validez en cuanto a como ellos mismos y sus partidos, se autoproclaman los liderazgos capaces de volver a poner al país en la senda del desarrollo. Pero ¿Es esto valido? ¿Son aquellos lo que Chile necesita? O quizás es momento de echar un vistazo a lo ocurrido en Valparaíso con Sharp, o sin ir más lejos, el alcance que tuvo Revolución Democrática en la Región Metropolitana, aunque, sin posicionar a nadie como titular en cargos municipales, lograron cautivar a una gran masa de votantes. Para efectos de la política futura y el bienestar de la sociedad, la política fuera del duopolio resulta bastante atractiva.

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