La decisión del servicio de evaluación ambiental y la aprobación unánime por parte del Comité de Ministros de la planta de procesamiento de residuos peligrosos en la comuna de Til Til, sella el destino de ese territorio como gran receptor de los desperdicios del país, lo que es inconcebible. No solo por que las autoridades provienen de un gobierno y de partidos políticos que pretendieron luchar contra la desigualdad – incluida la territorial –, sino que además por que es una salida sin destino para la Región Metropolitana y para el futuro del país. Nuevamente se hace cuentas de corto plazo y se entierra la posibilidad de generar un proceso de suma positiva para todos los ciudadanos en los ámbitos local, regional y nacional.
Si pensamos en soluciones de corto plazo, cabe preguntarse: ¿por qué no funciona el mercado, al que se consideraba infalible?
¿Por qué no se aplica en todas las comunas del país, desde hoy, la política del que contamina paga, lo que obligaría a que las personas y empresas hagan el esfuerzo real por reciclar y enviar menos deshechos a los vertederos?, o ¿por qué las municipalidades y sus alcaldes no se preocupan de que las tecnologías de los vertederos sean eficientes, y no se aplican multas considerables en caso contrario?
¿Por qué no se beneficia a las comunas hoy llamadas de sacrificio con todos esos recursos obtenidos para transformarlas en zonas urbanas modelo, con todos los servicios básicos del mejor estándar, lo que incluso puede atraer a otras zonas deprimidas para concursar por tener un vertedero de alta tecnología y no contaminante como en ciudades europeas?
¿Por qué no se hace un diagnóstico de tres meses de duración, con medidas de corto y mediano plazo? Por ejemplo, evitar las tonteras mayores como escurrimiento de percolados de los camiones que transportan la basura, pavimentación de caminos, traspaso sellado de materiales, etc. Por qué no se exigen mejoras a los procesos, evitando impactos y olores.
Y también podemos preguntarnos por soluciones de largo plazo, por ejemplo ¿cómo han resuelto los países que lograron resolver el problema de la basura?
[cita tipo=»destaque»]Cabe preguntarle a las candidaturas presidenciales, ¿cómo integran en sus programas el concepto de economía circular? O el tema de la basura, ¿es demasiado insignificante para ellas?[/cita]
En Suecia se reciclan más del 99 por ciento de todos los residuos domésticos de una u otra forma. Hoy en día, las estaciones de reciclaje no están a más de 300 metros de cualquier zona residencial. La mayoría de los suecos separan todos los residuos reciclables en sus hogares y los depositan en contenedores especiales en su bloque de pisos o los dejan en una estación de reciclaje. Esta es una tarea compartida por todos.
En Alemania, la mayor parte del volumen de desechos se está eliminando (y en su mayoría se recupera) por la propia industria, es decir, en forma privada. Y nadie puede negar que Alemania tiene una gran industria y que el tratamiento de sus deshechos sea parte del costo de su producción, y aún así sus productos son los más competitivos del mundo. Los residuos municipales ascienden a unos cuarenta millones de toneladas por año, es decir, solo el 12 por ciento del volumen total de desechos.
La Unión Europea ha puesto recientemente la «Economía circular» como uno de sus principales objetivos políticos.
Esto es, pasar de la economía industrial lineal donde los recursos se explotan para deshacerse de ellos una vez que la vida útil del producto ha terminado, a una reutilización de los materiales, su reciclaje y su reintroducción en producción.
En Austria, el proceso ha requerido de una activa participación de los reguladores sectoriales, los que se han centrado en crear y facilitar la búsqueda de soluciones eficientes e innovadoras en materia de comercialización de productos reciclados y de transformación de la basura en energía o en compost. Ello ha tenido como consecuencia positiva, el estímulo a un nuevo tipo de comercio.
Sin embargo, la experiencia muestra que la generación de marcos legales y estructurales capaces de regular la gestión de los residuos en su adaptación a una economía circular no es trivial. En los países que lograron avanzar en ello, el proceso no se limitó únicamente a la gestión de residuos, sino que requirió de políticas sobre legislación fiscal, protección del medio ambiente, la investigación y la innovación. Aunque existen matices en relación a la institucionalidad, esto es respecto del rol de los gobiernos nacionales, locales y en especial de los municipios; de las regulaciones e incentivos; del grado de competencia estimulado y el rol del mercado, también se respetan algunos principios básicos:
Hoy en el mundo el manejo de la basura no es un a tarea aislada. Los países con visión de futuro lo incorporan al esquema productivo y de costos y beneficios de la economía circular.
El tratamiento de la basura no es de responsabilidad única de los organismos del estado ni de privados, sino que es un tema que atraviesa toda la actividad productiva, los consumidores, la educación y la sociedad en general. La responsabilidad es compartida y la solución es colaborativa.
El rol del estado es fundamental en definir las reglas del juego: las leyes, organismos públicos involucrados, el rol del mercado, la regulación y la supervisión, asegurando a su vez la participación en las definiciones a todos, los actores sociales.
Alcanzar un alto grado de reciclaje, y minimizar el uso de vertederos es un proceso sostenido en el tiempo, en el que por un lado el estado va estrechando los requerimientos y restricciones, por otra parte va otorgando incentivos y donde la contrapartida es una ciudadanía cada vez más participativa, activa e involucrada en la economía circular.
Todos los casos muestran la importancia de la innovación y el emprendimiento en la búsqueda de soluciones, no siendo éstas únicas, sino que dependientes de las condicionantes, geográficas, industriales, culturales entre otras.
Asimismo, es interesante observar que las soluciones dan paso al desarrollo de nuevas áreas comerciales, nuevas industrias, nuevos modelos de negocios y por tanto en lugar de un costo, el resultado es la dinamización de los negocios y de la economía.
A partir de lo señalado cabe preguntarle a las candidaturas presidenciales, ¿cómo integran en sus programas el concepto de economía circular? O el tema de la basura, ¿es demasiado insignificante para ellas?