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Un tablero que no escucha a la Dama

Damaris Abarca
Por : Damaris Abarca Campeona chilena de Ajedrez y entrenadora en la página web Chess24.com
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En los últimos días, ha causado polémica el anuncio de la Campeona Mundial de Ajedrez Anna Muzychuk de no participar en el Campeonato Mundial de Rápidas y Blitz que se celebra estos días en Arabia Saudí. “He decidido no ir a Araba Saudí. No jugar con las reglas de otro, no llevar abaya -la túnica larga que se lleva en los países árabes-, no ser acompañado al salir y no sentirme una criatura de segunda”, expresó Anna en su cuenta de Facebook.

Desde hace algunos años, que los eventos de ajedrez a nivel mundial se otorgan al “mejor postor”. Es decir, a aquel organizador que inyecte más dinero en la organización del evento, la publicidad y todo lo que dice relación con la producción y difusión del campeonato. Es evidente que todos los ajedrecistas queremos que se potencie el ajedrez desde todas las esferas posibles, por supuesto que el financiamiento y el apoyo tanto de actores públicos como privados es importante. Sin embargo, llama la atención que no consideren que para muchas mujeres es simplemente inadmisible viajar a países en dónde las obligarían a vestir de una manera determinada. En febrero del presente año ocurrió algo similar cuando se organizó el Campeonato Mundial Femenino en Irán. Ya que se obligaría a las participantes usar el hiyab durante toda la competencia. Como ahora, en febrero muchas maestras de ajedrez se restaron de participar. Entre ellas, también referentes latinoamericanas como la pentacampeona argentina y ex campeona de América Carolina Lujan quien al ser preguntada por la situación, muy amablemente me contestó que ella pudo haber participado y no lo hizo, haciendo hincapié en que “no estoy de acuerdo con la imposición cultural, para mí los mundiales deberían organizarse en lugares que respeten la cultura de todos y que tengamos la posibilidad de elegir, como en las Olimpíadas”, también dejando en claro que “No tengo nada en contra del Islam ni de ninguna religión ni cultura ni forma de vida, mucho menos de su gente”.

Precisamente este es el punto al que la mayoría de las ajedrecistas que se restan de participar en estos eventos aluden. No es que estén en contra de cosmovisiones diferentes, es que simplemente no pueden elegir.

Por otra parte, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) expresó en el Artículo 9 de las reglas del torneo: «La abaya solo debe vestirse en los lugares públicos, como grandes almacenes o puntos de interés turístico. En el hotel, en los autobuses que van y vienen a la sede del torneo y en la propia sala de juego, no hay necesidad de llevar túnica alguna». Buscando de alguna manera disminuir las incomodidades a las deportistas.

[cita tipo=»destaque»]También referentes latinoamericanas como la pentacampeona argentina y ex campeona de América Carolina Lujan quien al ser preguntada por la situación, muy amablemente me contestó que ella pudo haber participado y no lo hizo, haciendo hincapié en que “no estoy de acuerdo con la imposición cultural, para mí los mundiales deberían organizarse en lugares que respeten la cultura de todos y que tengamos la posibilidad de elegir, como en las Olimpíadas”, también dejando en claro que “No tengo nada en contra del Islam ni de ninguna religión ni cultura ni forma de vida, mucho menos de su gente”.[/cita]

Desde la Asociación de Ajedrecistas Femeninas de Chile (AJEFEM), las opiniones y visiones respecto a estas problemáticas alcanzan dimensiones de análisis muy profundos. Una es la observación que hace la Maestra Internacional Femenina Valentina Jorquera: “Es complicado estar completamente de acuerdo con Muzichuk, pues si bien encuentro válido su reclamo, considero que existe cierta inconsistencia en su justificación. Recordemos que en el presente año se disputó el mundial de ajedrez en Irán (en el cual Anna fue finalista), lo que también condujo a una suma de reclamos sobre el uso obligatorio del hiyab.
Desde ahí, emergieron discursos «políticos» y de «liberación» desde mujeres principalmente blancas, europeas o gringas, que manifestaban que el uso de esta vestimenta refería a una «opresión tremenda», del cual ellas no querían ser cómplices. Ahora bien, entendiendo las diferencias que existen entre Oriente y Occidente, es que me pregunto ¿Por qué las mujeres blancas se creen con la facultad para poder ir a «salvar» a las mujeres de Oriente?, ¿Por qué tomamos tan a la ligera las diferencias culturales?, ¿Por qué no miramos primero nuestras propias opresiones, nuestros propios ombligos?…¿no es acaso igual de esclavizante exponer el cuerpo en bikini o bajo cierto régimen de estética?”

La Secretaria de AJEFEM, vice campeona chilena de la disciplina Monserrat Morales agrega: “Lo que pasa es que generó el debate de que no es posible que FIDE esté eligiendo países tan objetivamente machistas para sus eventos llegando al punto de que sus jugadoras se sientan incómodas de participar. De todas formas, es bueno que esto no solo quede en “oye la campeona del mundo no quiso jugar” y genere un debate del machismo intrínseco presente tanto en el deporte como particularmente en el ajedrez”.

Ciertamente, el primer paso es escuchar a las propias deportistas e involucrarlas en la toma de decisiones y en las propuestas para la organización de estos eventos. Porque definitivamente no puede ser que cada vez que se anuncia un acontecimiento de esta envergadura, maestras de ajedrez de todo el mundo comiencen a restarse porque no se sienten cómoda o porque se sienten discriminadas.

Un segundo paso, es problematizar de manera consciente y responsable todas las aristas de una sociedad machista que cree que puede decirles a las mujeres qué hacer, dónde y cómo. Aún en la esfera del deporte, la cual debería ser hoy en día una de las más pluralistas y progresivas de nuestra sociedad a nivel mundial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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