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«¿Por qué no hay que vender Sushi?» Rafael Mery, el arte de ser buen docente

Por: Francisco Figueroa y Lina Macias


Señor Director:

Lo que les queremos contar en esta carta es la historia de un docente, el profesor Rafael Mery, un hombre con gran compromiso con su facultad, el mismo lugar donde estudió y se formó, y donde hacía clases hasta el día de hoy, un hombre que representa la esencia de lo que significa ser portaleano, ese sello tan particular que buscaremos explicar en esta carta.

El que haya tenido la suerte de tener clases con Rafael Mery conocerá sus charlas de robots, inteligencia artificial, Ross y Watson, y de cómo el mercado laboral de los abogados cada día estaba más saturado Todas estas charlas que él nos daba en clases fueron las que nos inspiraron y nos llevaron a querer aprender más y ver la otra perspectiva del derecho. Y damos fe que no somos los únicos, sino que varias generaciones más.

La historia que queremos contar trata sobre cómo el profesor Mery junto a un grupo de estudiantes, los llevó a participar de una instancia internacional. Nosotros somos parte del equipo que participó en dicha instancia. Originalmente nos pusimos en contacto con la facultad donde buscamos distintos niveles de apoyo, y donde recibimos distintos niveles de rechazo.

Logrando avanzar en el proceso, había que realizar un gasto de inscripción para poder participar, solicitamos una vez más el apoyo de nuestra facultad pero las respuestas fueron lentas y poco claras, por lo que el profesor Mery, que nos apoyaba en todo el proyecto como profesor guía y entrenador, decidió confiar en nosotros y empezar a asumir dichos costos.

Posterior a este “incidente” la facultad decide que «nos quiere apoyar» pero solo si estamos dispuestos a demostrar que sabíamos, mediante una presentación. (a este punto ya habíamos gastado horas trabajando en esto, incluso acomodando el horario de nuestros trabajos y clases para poder trabajar en esto) – Aceptamos sin dudarlo, pensando que serían buena práctica para lo que se nos venía en el concurso, estábamos muy equivocados-

Luego de presentar, y sintiéndonos por las nubes por haber recibidos comentarios positivos, recibimos un correo, indicándonos que una serie de falencias en nuestra presentación habrían dado la convicción al Decano que no debíamos participar. Acto seguido recibimos un mensaje de Rafael Mery preguntándonos si estamos bien (el factor humano que mencionamos antes le permitía entender lo devastador que debe ser para alguien recibir comentarios negativos de la nada, destruyendo todo el trabajo realizado a pocos días de tener que partir a competir) y asegurándonos que él estaba indagando de donde habrían salido estos comentarios negativos, nunca supimos de dónde venían, solo que no eran de los profesores que nos vieron presentar.

Luego de una larga cadena de correos el decano nos cierra las puertas y nos aclaran que no habrían fondos para el proyecto, pero que podríamos usar el nombre de la universidad si llegábamos a participar. Nuevamente el profesor Mery nos contacta y nos indica que si nosotros podíamos correr con ciertos gastos él pagaría el resto y nos apoyaría económicamente
Fuimos al concurso con 0 apoyo institucional, dos alumnos solos, contra equipos grandes y preparados, dudando de si lo lograríamos, conseguimos salir adelante gracias al apoyo del profesor Mery y nuestros cercanos. No obtuvimos la victoria que queríamos, pero una vez más la primera persona ahí lista para felicitarnos, Rafael Mery, haciéndonos ver nuestros logros y asegurándonos que habíamos logrado algo grande.

Volvemos y la recepción por parte de la facultad es distinta, se publica una nota contando nuestra participación y los premios que obtuvimos, agregando claramente que éramos Alumnos de derecho UDP, solo podemos asumir que para atribuirse la “victoria” por asociación. Por su parte el decano, nos recibe en su oficina y después de una felicitación, conversa con nosotros para ponernos en nuestro lugar (no le gustó correos que le mandamos pidiendo explicaciones sobre los comentarios negativos a nuestra presentación ) recordándonos que somo solo unos meros estudiantes y él es una autoridad incuestionable, nos aclara que todo es culpa de la desinformación y que tanto nosotros como el profesor Mery deberíamos haber hecho las cosas como corresponde.

Ahora meses después de esta historia y tratando de dejar de lado lo sucedido, ya que ninguno de nosotros tenía muchas ganas de contar esta historia, vemos con impotencia el comunicado del decano sabiendo que son explicaciones vacías, que su arbitrariedad y problemas personales lo habían llevado anteriormente y durante este mismo año a intentar desvincular a Rafael Mery, solo que esta vez sí funcionó.

Como les contamos en nuestra historia, el decano nos acusó de no haber hecho las cosas bien, pero pareciera ser que ahora es él quien no hizo las cosas bien. En su posición de autoridad se burló de nosotros asegurando su capacidad de obtener dinero y que el dinero no era nunca el problema real, siendo esto así cómo es posible que dos académicos de la Universidad sean desvinculados sin más por las “necesidades de la empresa”.

La historia que contamos se trata del espíritu de la comunidad UDP, espíritu que el Decano busca romper, corromper y someter a su voluntad mediante, entre otras cosas, estos despidos. El problema para él es que profesores como Mery, Etcheberry, Vial, Barrientos, Infante y muchos otros nos enseñaron mejor que eso, y si bien nos advirtieron que algún día seremos reemplazados por una inteligencia artificial como ROSS también nos enseñaron una humanidad que es difícilmente reemplazable.

Creemos que no existen suficientes palabras para describir el compromiso, la calidad humana y académica que tenía el Profesor, y nos duele ver cómo todo eso es tirado a la basura, nos duele saber que las futuras generaciones se perderán esta posibilidad, porque profesores como él son lo que marcan el sello Portaleano, ese espíritu de pensar las cosas de forma distinta, de ver el mundo y sus acontecimiento en una luz diferente, es ese mismo sello y espíritu el que siempre nos llevará a querer ver a la UDP lo más alto posible.

“Las actitudes son más importantes que las aptitudes» Winston Churchill

Francisco Figueroa y Lina Macias
Estudiantes de la Universidad Diego Portales y del profesor Rafael Mery Nieto

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