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Contraloría versus alcaldes: ¿Qué hacemos con los medios ahora? Opinión

Contraloría versus alcaldes: ¿Qué hacemos con los medios ahora?


El 24 de marzo de 2020, la Contraloría General de la República hizo noticia al pronunciarse respecto a la “participación recurrente de alcaldes en programas de radio y televisión en horario laboral -particularmente en matinales – (…) y la información obtenida en ejercicio del cargo por esos medios, sin adoptar los resguardos y formalidades mínimas, además de frivolizar la función pública, puede implicar distraer indebidamente tiempo que debe destinarse a las labores propias de la autoridad municipal”.

El dictamen no buscó atentar a la libertad de expresión o al derecho a buscar y recibir información. Y de hecho, no tiene facultades para hacerlo. La acción sí resultó provocadora y abrió un debate que hasta ahora se ha quedado solo en la superficie, sobrevolando apenas la polémica con los alcaldes. Pero para quienes trabajamos en el mundo de las comunicaciones obliga a una discusión urgente en torno al estado de los medios de comunicación en Chile.

La crisis sanitaria -y no hablemos de la social que ya veníamos experimentando en Chile- nos encontró en un momento crítico en los medios de comunicación. Hemos visto reducciones de equipos periodísticos a lo largo de 2019 y en el inicio de 2020; auge de noticias falsas; empresarios que retiraron su publicidad de medios (haciendo evidente lo que antes solo era entre líneas), escenario coronado por la acción de algoritmos en las redes sociales que construyen un sólido muro informativo que impide las visiones plurales o críticas.

El amplio acceso a las comunicaciones, el uso masivo de redes sociales, la posibilidad de generar contenidos por cualquier persona desde un celular, hacen creer que la producción de noticias es asunto fácil. Si bien no es necesariamente un conocimiento sofisticado, requiere procesos. Elección de fuentes, acceso a ellas, chequeo y contrachequeo, mucho reporteo, presencia física donde pasan las cosas, transparencia respecto de los intereses que representa la línea editorial, criterio, ética y más.

Es tan importante estar bien informados que muchos de los principales medios de comunicación en el mundo han liberado del pago todas sus coberturas sobre la crisis del coronavirus. Lo que se ha traducido en un crecimiento en las audiencias, no necesariamente en las ganancias.

El buen periodismo no es barato, ni cómodo, ni fácil, pero es necesario lograr mínimos estándares para recuperar esa tranquilidad o predictibilidad con que muchos solían consumir medios de comunicación.

Son demasiadas las preguntas que tanto nuestra crisis social y ahora también sanitaria, abrieron. ¿Es posible separar la manera de financiar un medio respecto a su contenido editorial? ¿En momentos de crisis cuáles son los intereses que deben prevalecer? ¿Los de las personas, de los gobiernos, los corporativos? Aun cuando cada medio tiene derecho a tener su pauta ¿están obligados a fomentar interpretaciones críticas de los hechos más allá de su línea editorial? Hay muchas más, pero evidentemente la Contraloría no es la institución llamada a responderlas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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