
Los clubes sociales y deportivos, motores de la democracia
El fútbol amateur y la política van de la mano, especialmente en Latinoamérica, donde los clubes deportivos cumplen un rol político y social fundamental cuando entendemos las organizaciones de base como una acción cívica que fortalece la democracia.
Todo club de barrio está ligado a un territorio, población, villa o cerro, levantándose como un espacio para articular la solidaridad, la cultura, la identidad, la pertenencia y, por supuesto, la pasión. He ahí la gran diferencia con el fútbol profesional, pues los clubes de barrios nacen al alero del cooperativismo y la asociatividad, como ejercicio que deriva en prácticas de intervención en los procesos formativos de niños, niñas y adolescentes
El fútbol llega a Valparaíso en las naves británicas a finales del siglo XIX, cuando el puerto era la principal entrada a Sudamérica previo a la creación del canal de Panamá. Desde entonces, en Valparaíso se han constituido diversas organizaciones deportivas y sociales en torno a este deporte, que a través de la historia han sido fundamentales para construir tejido social que ofrezca soporte en las crisis más importantes que ha atravesado la ciudad a lo largo de los años.
En este sentido, ya sea por un desastre natural o por conflictos políticos, los clubes de barrio se han organizado para poner a disposición de la comunidad los recursos con que cuentan, pues en innumerables ocasiones sus instalaciones se han transformado en centros de acopio, albergues, espacios de contención y/o comedores populares para alimentar a miles de chilenas y chilenos, práctica que se replica en la actualidad como respuesta al hambre que deviene a la pandemia en un contexto de abandono o escaso apoyo de las redes institucionales formales.
El vínculo de los clubes deportivos con el mundo social tiene larga data, y el origen de estas organizaciones puede corresponder a fenómenos muy diversos. Un ejemplo de esto es el Club Alemania Federal de Playa Ancha, que surge al alero de un asentamiento de miles de familias beneficiadas por programas de viviendas sociales, y que en ese contexto comunitario, desarrollan a partir del fútbol un dispositivo de organización para construir su propia historia.
Procesos educativos para la democracia
Los clubes deportivos funcionan bajo la lógica de la asamblea, o bajo un sistema de representación: a través de una directiva y encabezados por una presidencia. Ambas orgánicas que permiten aprender y poner en marcha procesos deliberativos y elecciones periódicas que se constituyen en sí mismos como experiencias democráticas.
En los barrios, las escuelas deportivas han contribuido a los procesos educativos de niños, niñas y adolescentes, priorizando una metodología participativa que desarrolla una experiencia colectiva que excede al solo ejercicio de jugar a la pelota. Las dinámicas que se originan en el contexto de los clubes deportivos, integra conceptos como la colectividad, el compañerismo, la solidaridad y el respeto hacia los competidores y las competidoras, pero también, y desde una esfera más amplia, pone en práctica el sentido colectivo, la no discriminación, el respeto al ecosistema y la diversidad, contribución que se vuelve esencial ante las problemáticas sociales que surgen de la violencia de la desigualdad, del centralismo y de la concentración de la riqueza y el poder.
Las poblaciones están llenas de la niñez que ha visto sus derechos desplazados y vulnerados por el Estado de Chile, que no cumple su rol garante de protección, y que tiene respuesta nula o tardía a la violencia, la explotación y el abuso, por ello es clave que los clubes deportivos trabajen en colaboración con la institución del Estado, que esté a cargo del cuidado de niños, niñas y adolescentes, una institución que aborde la protección de manera integral y que pueda tener presencia en los territorios a través de espacios formativos y de esparcimiento y no solo dentro de la jerarquía educacional, de la misma manera que niños y niñas que estén bajo su cuidado puedan participar de estos espacios de colaboración y formación distintos a los de la escuela.
Desafíos
Chile ha comenzado un nuevo ciclo y sin duda enfrentamos muchos desafíos, uno de ellos es el fortalecimiento de la democracia y creo que para esto es fundamental un sistema de representación directo y paritario, pero también fortalecer los espacios articuladores, como los que representa el fútbol amateur. Si queremos un país más igual y más justo, tenemos que buscar la manera de empoderar a este tipo de organizaciones territoriales.
Desde esa perspectiva, actualizar las políticas públicas en materia deportiva, haciendo hincapié en las organizaciones deportivas de base, reformular objetivos para que busquen la asociatividad, y así las instituciones sociales y deportivas dispongan de recursos y redes de trabajo estables para generar trabajo de cohesión social, es fundamental.
De esta forma, organizaciones barriales tan históricas como el Club Social y Deportivo Orompello, que se levanta en un rincón en lo alto del Cerro Esperanza, podrían tomar una nueva fuerza y ocupar su lugar en la construcción del nuevo país. Su historia, hitos políticos y trayectoria deportiva lo han posicionado como una institución formadora de buenos jugadores y jugadoras, pero también de grandes personas. Su metodología participativa nos hace entender el fútbol como una herramienta de transformación social, donde, además de las deportivas, los niños y niñas y adolescentes desarrollan otras habilidades, y los adultos nos encontramos y hacemos carne las ideas del bien común.
Las organizaciones territoriales tienen larga data en nuestra ciudad, el proceso constituyente debe incorporar estas estructuras tanto en su metodología como potenciarlas en sus contenidos. Tenemos una gran oportunidad para que la democracia se ejerza desde los territorios, desde la cancha y de esta manera construimos estructuras sólidas, no excluyentes, y todos los relatos sean incorporados.
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