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De Coquimbo soy Opinión Crédito: EFE

De Coquimbo soy

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Al ritmo de los Viking’s 5 la ciudad sigue creyendo en este pasaje de novela, en este episodio que aún tiene escenas por grabar en la Copa Sudamericana. Lo de Coquimbo es realmente notable, porque se trata de una planilla sin nombres estelares. Se han ganado todo a pulso y lo que venga es una historia de ensueño.


«De Coquimbo soy /y vengo cantando /este guagancó /con sabor cubano”, dice la primera estrofa de la afamada canción que los Viking’s 5 han hecho famosa por estas tierras y que ahora en Sudamérica ya comienza a tener fama internacional, gracias a la tremenda campaña que está realizando el cuadro pirata.

Lo de Coquimbo es realmente notable, porque se trata de una planilla sin nombres estelares, salvo el de Mauricio Pinilla, donde todos han ido buscando un espacio y revancha en esta actividad. Los jugadores han crecido gracias a sus ganas de volver a tener protagonismo y además de la mancomunión que se ha generado con el cuerpo técnico que dirige Juan José Ribera.

Los méritos de esta histórica campaña y momento se basan en la fuerza colectiva y el convencimiento que tiene el plantel de la gran oportunidad que está en sus manos para escribir con letras doradas un capítulo especial en los 62 años de vida de la institución coquimbana.

Nadie, pero absolutamente nadie, proyectaba esto. Salvo ellos. Y está el gran mérito del trabajo de estos jugadores, cuerpo técnico e hinchada, que el pasado 16 de diciembre se volcó a las calles del puerto para celebrar el paso a semifinales, porque había emoción y algarabía, porque tenían fe en su escuadra y, a pesar de la derrota ante Junior, en un partido lleno de épica y emoción, “el barbón” alcanzó un lugar en el continente insospechado.

La ciudad vive para el equipo y viceversa. En Coquimbo los hinchas visten la aurinegra. No se ven camisetas de otros equipos, las cuadras que rodean al Sánchez Rumoroso están teñidas con esos colores, no se permiten otros. Por ello, esa intensa identidad conmueve y hace un llamado de atención a cualquier extraño de esa tierra, para comprender el amor que existe en esa parte de nuestro país.

[cita tipo=»destaque»]Nadie, pero absolutamente nadie, proyectaba esto. Salvo ellos. Y está el gran mérito del trabajo de estos jugadores, cuerpo técnico e hinchada, que el pasado 16 de diciembre se volcó a las calles del puerto para celebrar el paso a semifinales, porque había emoción y algarabía, porque tenían fe en su escuadra y, a pesar de la derrota ante Junior, en un partido lleno de épica y emoción, “el barbón” alcanzó un lugar en el continente insospechado.[/cita]

Coquimbo es un equipo que tiene jugadores que buscan respetar su nombre. La columna vertebral de Cano, Pereyra, Manríquez, Farfán y Abrigo resalta por su categoría y forma de encarar los partidos. González y Osorio, silenciosos obreros de la defensa, trabajan y trabajan para sacar el equipo adelante. Aravena, una grata sorpresa en la zona media, que a medida que se fue desarrollando la copa, va creciendo y mostrando cualidades interesantes. Por fuera, Salas, que en la U no tiene oportunidades, trajina toda la banda izquierda, mientras que Espinoza por el sector derecho encontró un nuevo aire para su carrera. Vallejos corre y lucha todo. También se ve con nuevos bríos el oriundo de Machicura.

Ahí está tal vez el mayor secreto de los piratas, la fuerza y trabajo colectivo, donde ninguno ostenta el rótulo de megaestrella. Son trabajadores del juego, obreros del sacrificio, hombres de bajo perfil buscando la consagración, es decir, una idea colectiva que supera de sobra cualquier arresto individual y eso tiene un mérito gigante de poder concretarlo y sostenerlo en el frívolo mundo de los millones de dólares o euros que implica la industria del fútbol.

Se han ganado todo a pulso y lo que venga es una historia de ensueño. Los partidos se juegan y no proyectan, pero nadie, absolutamente nadie puede quitarle la ilusión y el sueño a este plantel y al puerto de imaginarse, por qué no, en una posible final. Serán los días 7 y 14 los de la verdad para el conjunto de Juan José Ribera ante Defensa y Justicia de Argentina.

La verdad concreta está por saberse y de seguro el técnico ya está trabajando en todos los detalles para que sus jugadores lleguen de la mejor manera a esas dos épicas que serán en Coquimbo y Buenos Aires. Párrafo aparte para el desarrollo y crecimiento de Coto Ribera, que ha demostrado su valía y entendimiento del juego, la actividad y el cómo fortalecer a sus jugadores.

Al ritmo de los Viking’s 5 la ciudad sigue creyendo en este pasaje de novela, en este episodio que aún tiene escenas por grabar. Sin duda, Coquimbo ha levantado su bandera de lucha y sueños de la manera más sólida y convencida, como lo hacían los corsarios y piratas que llegaban a la bahía de Guayacán para esconder sus botines y tesoros. Bueno, “el pirata” irá por lo suyo y querrá llenarse de gloria.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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