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El regreso de la mancomunal al desierto de Atacama Opinión

El regreso de la mancomunal al desierto de Atacama

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Rodolfo Andaur
Por : Rodolfo Andaur Tarapaqueño, curador y gestor cultural.
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El Estado y sus dispares gobiernos centralistas cerraron, hace muchas décadas atrás, toda posibilidad para que las regiones del norte de Chile diseñaran sus propias estrategias para fomentar políticas culturales. Este tiempo no ha sido en vano. Por cierto, es más que suficiente para reunir un par de inapelables antecedentes que nos permitan desmontar, por estos días, una interminable y agobiante visión cultural de Estado que podría estar susurrando sus últimos delirios.

Bajo este panorama, el asesor cultural del Gobierno Regional de Tarapacá Fernando Ossandón, sostuvo una reunión, la semana pasada, con la ministra de Cultura Julieta Brodsky. Este encuentro tuvo como objetivo principal sentar las bases sobre el futuro Centro Cultural de la región. Dentro de aquella cita, a la que también asistió la máxima autoridad regional, Ossandón solicitó el apoyo del gobierno del Presidente Gabriel Boric para la puesta en marcha de un proyecto regional e inter-regional de promoción, puesta en escena y circulación de las prácticas artísticas.

Pues bien, tanto el encuentro mismo, como el pasmoso anuncio, dan cuenta de una época repleta de certidumbres para las culturas, las artes y los patrimonios. No obstante, cabe recordar que el armatoste central de este proyecto de cultura, para la región de Tarapacá, contiene por antonomasia un eje político el cual visibiliza, en primera instancia, a la ciudadanía y sus conexiones inter-regionales y multiculturales. Por lo que, a estas alturas, es indudable que la mencionada profecía cultural quebró con un modelo que era improcedente para mantener la vigencia de una política cultural que negó sistemáticamente el fortalecimiento de la infraestructura, y también de una serie de contenidos regionales alternativos. Aquí, la simple delimitación de estos nuevos imaginarios políticos y transdisciplinarios, nos recuerda el indispensable trabajo que llevaron a cabo las mancomunales a través de nuestro desierto.

Las mancomunales instalaron, desde este ‘borde’ de Chile, dos cuestiones fundamentales, en materia de gestión cultural: por un lado, la creación de audiencias y, por otro lado, una adecuada divulgación sobre temas cruciales para el resguardo de la masa crítica como la poesía, la política y la cultura contemporánea.

Tarapacá es una región rica desde lo tangible de sus huellas, así como también desde la inconmensurabilidad de sus sonidos, por lo que esta dialéctica con sello regional estremece una programación como ésta que concretiza críticamente lo qué es cultural y su importancia en la sociedad, muy similar a como lo trabajaron, hace más de un siglo, las mancomunales en las calicheras de Tarapacá, por ejemplo.

Entonces si el Estado de Chile, el mencionado Gobierno Regional y la participación de un grupo de privados contribuyen con el diseño y construcción de un nuevo Centro Cultural para Tarapacá, éstos al mismo tiempo, están incentivando la responsabilidad social y empresarial para mantener, sostener y preservar las redes multi-culturales de una extensa zona del país.

En resumen, las mancomunales aparecen en el actual contexto político del norte grande en concordancia con los designios de Tarapacá que sigue respirando y anudando nuevas estrategias para una efectiva difusión cultural no solo a nivel regional, sino que también nacional e internacional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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