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Nueva Ley de Riego: inclusividad, asociatividad, sustentabilidad y seguridad alimentaria Opinión

Nueva Ley de Riego: inclusividad, asociatividad, sustentabilidad y seguridad alimentaria

Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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En coherencia con la estrategia de soberania para la seguridad alimentaria “Juntos alimentamos Chile”, se complementa el apoyo al sector frutero y ganadero de pasturas, con puntaje adicional a los cultivos tradicionales donde se ha logrado mejorar la proyección en trigo, maíz y arroz, y también avanzar en legumbres y papas.


Tras controversias de varios años, se logró un acuerdo amplio que se basa en los principios programáticos del Presidente Boric.

Fue clave el trabajo de tres comisiones del Senado. Agricultura, donde se privilegió una apuesta por focalizar la ley en los sectores con menos acceso al riego, como pequeños, medianos, mujeres y comunidades.

El sector más dinámico de fruta de exportación está sobre un 90 por ciento tecnificado tras cuatro décadas, mientras otros que están bajo 20% y que son los pequeños, verán aumentada en 250% su bonificación, subiendo 400 mil UF,  lo que será atractivo para consultoras y que, a través de una vía de trabajo colaborativo de CNR con Indap y gobiernos regionales, impactará en el crecimiento del uso responsable del agua, lo que ayudará a las áreas de estrechez hídrica donde el riego tendido ya no es sostenible y que redundará, por cierto, en una mayor producción.

La CNR, bajo el mando de Wilson Ureta, ya aprobó exitosamente programas para mujeres con eficiencia en sus concursos, la mayoría invernaderos con paneles solares, y uso circular del agua con hidroponía.

Además, crecerán proyectos especiales para cooperativas y comunidades indígenas.

En segundo término, las comisiones de Recursos Hídricos y de Medioambiente, pusieron el énfasis en el manejo sustentable en colinas hasta un máximo de treinta de pendiente y cuidando los ecosistemas.

También los proyectos que devuelvan con su eficiencia el agua a las fuentes e igualmente los que incluyan adaptación al cambio climático y mitigación de incendios.

La asociatividad se fomenta y, de hecho, casi el 60% de los recursos irá a los sistemas de conducción de agua con regantes que ayuden a zonas completas, como ha sido la tendencia creciente en canales, bocatomas y sistemas de compuertas con nuevas tecnologías.

De aquí en adelante, las Juntas de Vigilancia podrán acceder a los máximos de bonificación cuando tengan una mayoría de pequeños agricultores y Agricultura Familiar Campesina.

En coherencia con la estrategia de soberanía para  la seguridad alimentaria “Juntos alimentamos Chile”, se complementa el apoyo al sector frutero y ganadero de pasturas, con puntaje adicional a los cultivos tradicionales donde se ha logrado mejorar la proyección en trigo, maíz y arroz, y también avanzar en legumbres y papas.

La ley, que tiene horizonte de siete años, contempla una evaluación al cuarto en una buena lógica de apertura a rediseños.

Y al optarse por focalizar hasta empresas de 50 mil UF de ventas anuales, habrá más recursos para conducción a pequeños y medianos.

Debo reconocer la labor de las senadoras Isabel Allende, Carmen Gloria Aravena y Alejandra Sepúlveda, así como los senadores Iván Flores, Juan Castro y José Durana, y sus asesores, quienes fueron claves para lograr el acuerdo que permitió dar este paso señero y que hará historia en nuestra Agricultura.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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