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Política ambiental

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Por: Pablo Müller-Ferrés


Señor Director:

La reciente decisión del Gobierno de posponer la definición de los sitios prioritarios contemplados en la Ley SBAP ofrece una oportunidad para fortalecer una política pública de alto valor estratégico. La norma, concebida para proteger ecosistemas y ordenar la gestión de áreas protegidas, se ha convertido en un eje central del debate entre desarrollo productivo y conservación. Detener su implementación parcial no debe entenderse como un retroceso, sino como un espacio para corregir vacíos técnicos y garantizar un proceso legítimo y bien diseñado.

Si se aborda con rigurosidad, la Ley SBAP puede transformarse en una palanca para impulsar el turismo de conservación, una actividad que no solo genera empleo local, sino que también promueve educación ambiental, resguardo cultural y economías sostenibles. A través de concesiones ordenadas, planes de manejo claros y participación vinculante de comunidades, la política permitirá crear experiencias turísticas compatibles con la protección de la biodiversidad. Países que han avanzado en este modelo han logrado dinamizar territorios completos sin comprometer su patrimonio natural.

Por ello, la pausa decidida por el Ejecutivo debe aprovecharse para perfeccionar criterios, metodologías y mecanismos de participación, evitando apresuramientos que afecten confianza e inversión. Avanzar con solidez permitirá que la SBAP se convierta, efectivamente, en una política de Estado capaz de conciliar biodiversidad, turismo sostenible y desarrollo territorial.

Pablo Müller-Ferrés
Académico Facultad de Administración y Negocios
Universidad Autónoma de Chile

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