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Control de identidad y modernización en Carabineros

Por: Jorge González Barahona


Señor Director:

He leído en El Mostrador, en su programa político, lo expresado por los panelistas Federico Joanon y Héctor Cossio junto al investigador y académico de la Universidad Diego Portales, Mauricio Duce, que señalan que el proyecto que busca ampliar las facultades de la policía para realizar controles de identidad a menores de 14 años, no es solo un mal proyecto, sino que, a su vez, revela la incapacidad de la institución policial en materia de inteligencia, así como la ineficacia del gobierno en la elaboración de políticas criminales de calidad, ambas situaciones que vuelven a instalar el sentido de urgencia de una reforma integral de las policías, especialmente en carabineros.

Los hechos demuestran que los controles de identidad no han sido eficaces, puesto que la delincuencia no ha disminuido y continúa siendo la principal preocupación de la ciudanía.
Concuerdo con el académico e investigador, Mauricio Duce, en el sentido que, las policías, deben ser sometidas a una reforma integral, en especial, carabineros.

El problema real de carabineros es de gestión. Aun recuerdo, cuando el general director de carabineros de la época dictó una orden escrita, prohibiendo usar en la institución, la palabra estrategia, porque según él, era un concepto militar. Concurrí a su oficina a mostrarle a su principal colaborador lo que un autor experto en administración y muy estudiado en las universidades, definía ese concepto, “es un plan de largo plazo que ninguna organización debe dejar de formular”. La orden no fue anulada.

La institución, nunca ha declarado en forma clara, consistente y repetida su misión, es decir para qué existe, sin ella, nunca tendrá un grupo común de propósitos que guie la acción de todos sus integrantes, como ocurre actualmente.

En mi opinión, debería declararse como: “prevenir los riesgos que alteren la seguridad, el orden público e incumplan las leyes que debe controlar”.

A partir de ella, el alto mando debería iniciar la formulación de su estrategia, pero como no la ha declarado en los términos que señalan los expertos, sucede lo que ya tanto se ha publicitado, y lo que es peor, la delincuencia va en aumento, y la acción preventiva, que es su razón de ser, es absolutamente ineficaz.

El cumplimiento de la misión requiere mucha información de calidad, pero como no ha sido declarada, su búsqueda es inexistente, en mi época, el servicio de inteligencia era tan secreto, que nunca me dio una información adecuada para el cumplimiento de mi misión y yo tampoco sabía cual era la que necesitaba. Como recurrí a instancias externas para tratar de tener claridad en mi trabajo, mucho me impactó lo que decía un manual del ejército norteamericano: “si usted no tiene información sobre el enemigo equivale a entrar al ring con la vista vendada, lanzará muchos golpes y no acertará ninguno y a usted se los darán todos”.

En nuestro caso, se necesita una permanente y actualizada información sobre los tres aspectos señalados en la misión y en lo relativo a la seguridad, sobre qué está ocurriendo, que la altera, quien o quienes lo hacen, como lo hacen, cuando lo hacen y cuáles son los lugares de mayor riesgo. La dirección de inteligencia no la proporciona y tampoco las diferentes instalaciones la buscan y procesan para elaborar sus planes. En mi época, siempre me preguntaba como se podía hacer un plan y que estaría haciendo en la población el personal bajo mi mando y no tenía respuesta.

Esta realidad continúa en la institución; como no está declarada la misión, tampoco hay metas que cumplir y nadie puede determinar en forma cierta si el trabajo es pertinente y eficaz. Mucho se han aumentado los recursos humanos y materiales y sin embargo, la labor preventiva continúa igual de deplorable.

La carencia de lo antes señalado da como resultado una conducta ambigua y oportunista y un sentido de propósito oscuro, ejemplos claros fue la creación de la escuela de caballería y la construcción de instalaciones para manifestaciones artísticas, un simple análisis permitiría preguntarse: que contribución al cumplimiento de la misión aportan y la respuesta sería ninguna. El costo de estas acciones es altísimo, lo que ha significado un despilfarro de recursos. Esta realidad no cambiará porque el Estado ha descuido su misión de supervisión y rendición de cuentas, carabineros no es un organismo autónomo, sino que depende de él.

La llamada modernización no ha significado ningún cambio sustantivo y el retiro y cambio de los altos mandos tampoco, porque se continúa con más de lo mismo.

El punto de partida para una real modernización de carabineros debe iniciarse con la declaración por parte del alto mando, de la misión, valores, visión y estrategia y la elaboración de los manuales de procedimientos que garanticen un desempeño eficaz y sin errores de todos sus miembros. La falta de ellos es lo que ha producido todos los acontecimientos tan graves y de público conocimiento.

La preparación de los recursos humanos de la institución es pésima, lo que realmente se evalúa es la denominada instrucción a pie, que es de formaciones de corte militar y los desfiles. Nunca se evalúa si lo que se enseña califica realmente a sus integrantes para cumplir con la misión que le corresponderá cumplir en sus diferentes cargos.

Por consiguiente, la solución es reformular todos los planes de estudio de manera que quienes desempeñarán cargos de liderazgo y realizarán labores operativas puedan llevar a cabo una eficaz labor preventiva. Para este cometido es indispensable la asesoría de expertos externos y con una activa participación del Estado.

Jorge González Barahona, ex coronel Carabineros

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