Señor Director:
La multidimensión de nuevas amenazas a nuestra sociedad no solo considera el narcotráfico, los cyber ataques, el crimen organizado u otros, todos los cuales se nutren para sus oscuros propósitos, de información relevante e idealmente reservada, la misma que puede ser empleada por grupos terroristas o bien países con intereses contrapuestos con el nuestro, dándose una suerte de mercado negro en la venta de información clasificada, situación especialmente grave cuando se trata de antecedentes de la Defensa Nacional.
En los últimos años hemos visto como circulan en los medios de prensa – sin causar preocupación alguna – diversos documentos y antecedentes de carácter reservado, cuyas fuentes son claramente internas, las que por razones desconocidas se filtran a los medios y cuyos antecedentes si bien, ahora son plausibles, al tratar fraudes y falta de probidad, nada impide que mañana la misma fuente o procedimiento, entregue antecedentes altamente sensibles a los intereses de la nación.
La libertad de prensa, la Ley de Transparencia o los protocolos de denuncias, en nada deben contraponerse con la debida reserva a cautelar frente a la información militar, siendo imperativo determinar la o las fuentes de origen y las fallas en los protocolos internos que lo permitieron, siendo irrelevante el uso que para la contingencia se le ha dado.
Lo anterior refleja la importancia de la labor de inteligencia o contrainteligencia en las instituciones, cuyos métodos están definidos por la Ley y desarrollados por expertos en el área, cuyo fin no es otro que custodiar los intereses del estado, no así el de buscar información respecto de antecedentes tristemente ya conocidos por todo un país, denunciado además por la propia institución afectada.
Rodrigo Carrasco
General de División (R)
