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La salud de personas migrantes internacionales: ¿Qué desafíos enfrenta Chile en este tema?

Por: Báltica Cabieses


Señor Director:

Si bien la mayoría de los migrantes internacionales en el mundo reportan buena salud y ser de edad fértil, habitualmente más jóvenes en promedio que la población local donde residen, existen grupos de ellos que requieren de acceso y cuidado de salud. Por ejemplo, personas con condiciones crónicas, niños y mujeres embarazadas. En todo el mundo y en Chile, los migrantes internacionales reportan mayor proporción de no tener acceso al sistema de salud del país de residencia, en Chile según CASEN 2017 estimado en un 18,6% comparado con un 4,2% en el caso de chilenos.

La salud cambia según las condiciones de vida en el país receptor. En Chile, estudios indican que personas migrantes jóvenes y de buena salud, al enfrentar condiciones de pobreza y exclusión en Chile, así como cambios bruscos de clima y de hábitos alimentarios y estilos de vida, corren el riesgo de deteriorar rápidamente su salud. Si bien existen migrantes de situación acomodada en Chile, aquellos grupos de bajo nivel socioeconómico reportan peores resultados de salud que migrantes de niveles más elevados, aun siendo relativamente jóvenes.

Menor acceso y uso del sistema de salud. Estudios recientes indican que el hecho de ser migrante sería un factor de riesgo para no tener acceso formal al sistema de salud, así como también para lograr atención efectiva en salud para problemas de salud de corto plazo y de tipo crónicos. De acuerdo con CASEN 2017, por ejemplo, el migrante internacional no logra atención de salud tres veces más frecuentemente que un nacional, ante la misma necesidad en salud de corto plazo (últimos tres meses). También tiene 2,7 veces mayor probabilidad de no lograr cobertura ante una patología AUGE/GES y 3,3 veces mayor chance de no lograr satisfacer una atención efectiva de salud por alguna condición de largo plazo (último año). En términos hospitalarios, registros del Ministerio de Salud dan cuenta que el egreso hospitalario de población migrante estaría en promedio en Chile la actualidad en torno al 3%, porcentaje que aumenta lentamente en el tiempo (estimaciones 2012-2015 del 1-1,5%). Existe, sin embargo, gran variabilidad de egresos hospitalarios dependiendo de la comuna de residencia y algunas de ellas pueden alcanzar el 10-12% de egresos en población migrante, principalmente por ser comunas que concentran mayor densidad demográfica de esta población.

Migrantes gestantes, el mayor uso del nivel hospitalario por parte de esta población. De acuerdo con datos de egresos hospitalarios de todo el país, entre un 42 y 47% del total de egresos en migrantes internacionales ocurre por embarazo, parto y puerperio, siendo la primera causa de egreso en este grupo en Chile de manera consistente en el tiempo. Las migrantes gestantes tienen principalmente parto espontáneo, mientras que las chilenas mantienen mayor frecuencia de partos por cesáreas.

Niños migrantes: la promesa no cumplida en salud. La CASEN 2015 documentaba que un 26% de niños migrantes internacionales no tendrían acceso formal al sistema de salud (no estarían inscritos) comparado con menos de un 1,5% en población nacional. CASEN 2017 documenta que este porcentaje sería del 21% comparado con menos de un 1,5% en población nacional. Estos resultados sugieren un grave incumplimiento de garantías fundamentales de protección de la infancia e Chile, que requieren de urgente atención.

Enfermedades infecciosas, contrastando la creencia con la evidencia. Suele circular la idea de que las personas migrantes internacionales traen mayor proporción de enfermedades infecciosas, tales como Tuberculosis (TB) y VIH. La evidencia de revisiones sistemáticas muestra que la transmisión de TB de la población migrante hacia la población local es muy baja. Respecto a la situación de VIH/SIDA, en los últimos años se observa un aumento sostenido del número de personas viviendo con la infección del VIH (PVVIH) en Chile. Esto en buena parte se explica por el aumento de nuevos casos notificados, lo que a su vez responde a un mayor diagnóstico como área prioritaria de interés de salud pública del país. Existe también una sobrerrepresentación de migrantes VVIH, entre 12-16% del total (versus 7% de la población total inmigrante). No obstante, el aumento en población nacional, particularmente joven, fue también exponencial en los últimos años y es de gran preocupación. Tanto la autoridad sanitaria como expertos nacionales reconocen que son múltiples los factores socioculturales, económicos y políticos, tanto en los países de origen como de destino, que inciden en el riesgo y vulnerabilidad frente al VIH de las personas migrantes: normas sociales y culturales, barreras lingüísticas, pobreza, etc. Estas estimaciones deben ajustarse también por variables como el número de exámenes diagnósticos aplicados por año (a mayor aplicación de tests mayor posibilidad de encontrar casos), el conocimiento previo de la enfermedad (adquisición en país de origen versus en Chile), la existencia de tratamiento previo, entre otros. Además, la información disponible da cuenta de casos detectados por primera vez en Chile, que probablemente informaría más de incidencia acumulada de casos en nuestro país, tanto en nacionales como en extranjeros.

Salud mental: el elefante blanco de la salud del migrante. Poco se sabe en la actualidad en Chile sobre la salud mental de migrantes internacionales, pero algunos estudios están documentando la presencia de síntomas ansiosos y depresivos en algunos grupos, en especial en la etapa de llegada inicial y adaptación, así como estrés post-traumático en personas que sufren vulneración de derechos como refugiados y asilados. También se ha documentado la relación entre percepción de discriminación, aculturación (pérdida de identidad cultural de origen) y síntomas depresivos. Otros expertos han relatado experiencias de atención de salud donde se podría estar corriendo el riesgo de «sobrediagnosticar» condiciones de salud mental en inmigrantes por barreras idiomáticas, culturales o como forma de discriminación estructural y racismo, que requiere de mayor atención y análisis.

Con todo esto, en nuestro país debemos redoblar nuestros esfuerzos por mantener una adecuada vigilancia epidemiológica de la situación de vida y salud de migrantes internacionales, que permitan la creación de estrategias de acercamiento al sistema de salud y de apoyo a esta población, en especial aquellos más vulnerables. Así lo ha hecho el Ministerio de Salud, promoviendo la Política de Salud de Migrantes internacionales lanzada a finales del 2017, y que hoy se encuentra en su fase de implementación inicial.

Báltica Cabieses, PhD epidemióloga social
Directora Programa de Estudios Sociales en Salud, ICIM UDD

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