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Trabajo y tecnología en tiempos de coronavirus

Por: Carla Fardella


Señor Director:

En tiempos de pandemia global, los miedos, sueños y  profecías sobre las tecnologías y el trabajo parecen haber llegado todas de golpe a nuestro escritorio (si en el mejor de los casos tiene usted uno en casa). Desde hace un mes, muchos trabajadores y trabajadoras de diversos sectores productivos están privilegiando las tecnologías que favorecen el súper nombrado homeoffice. Desde emprendedores a profesores, desde servicios financieros, de alimentación, hasta empresas de logística, pasando por todo el sistema educativo: primaria, secundaria, técnico y universitario. Este contexto ineludible para la mayoría de nosotros, nos empuja a hacer un uso compulsivo de las tecnologías y dispositivos. La súbita y no siempre voluntaria implementación de las tecnologías digitales se vuelven protagonistas donde antes no lo eran, llevando a cabo tareas que antes no tenían por qué ir de la mano de estos dispositivos: dictar clases, tomar cursos, gestionar equipos, vender seguros, hacer consultas psicológicas.

Son todas actividades que desde hace aproximadamente un mes casi no se pueden realizar sin un ordenador, tablet o smartphone en todo el país. Por este motivo es fundamental  hacer un uso razonado y acompañar el hiper uso de las tecnologías con reflexiones que nos ayuden a digerir mejor estos cambios.  Esta escena en donde nuestros compañeros de oficina aparecen en un atmósfera doméstica y casual nos puede parecer utópico o distópico ¿Por qué? Porque todos tenemos formas diferentes de acercarnos y usar la tecnología.  Y es que, bajo este contexto, no todas las personas tenemos por qué sentirnos igual de cómodos ni asumir con el mismo agrado esta inevitable tecnologización de la vida. Pero no nos referimos al grado de adaptación al entorno tecnológico ni al popular debate entre nativos y migrantes digitales. Nos referimos más bien a la actitud con que afrontamos este cambio en nuestro día a día y en nuestra labor profesional. Así, a partir de un reciente estudio que estamos a punto de publicar, en el que entrevistamos a cuarenta profesionales del mundo universitario sobre la cuestión aquí planteada, observamos la existencia de al menos tres formas de posiciones frente a las tecnologías en nuestro trabajo:  TICs lovers; la actitud ¿no hay otra opción? Y el “Me resisto”. El modo amante de la tecnología promueve  su uso, innova con algunas aplicaciones e invita a sus compañeros a utilizarlas. El segundo modo es una postura más funcional, donde se tiende a una subutilización o el uso mínimo del dispositivo. El Modo Me resisto! Es una actitud oposicionista, que obstaculiza el funcionamiento de alguna herramienta digital.  Es importante destacar que el modo no se relaciona ni exclusivamente, ni predominantemente con la personalidad. Por el contrario hay otros aspectos influyendo como la aplicación en si misma y el grado de autonomía y libertad que esta permite al usuario.   Como vemos, no se trata simplemente de un rechazo por saber usarlas mejor o peor según la edad o personalidad; sino de la autonomía y control que cada trabajador puede tener de su tiempo.

Carla Fardella

Académica Universidad Andrés Bello y Enrique Baleriola, investigador PUCV

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