Señor Director:
En el resumen de noticias “El Semanal” de esta semana, se muestra un breve análisis titulado “El Llanto de la Clase Media”, basado en un estudio y un gráfico publicados en Estados Unidos, donde se comparan peras con manzanas.
En primer lugar se calcula el impuesto a la renta declarado por cuatro de los empresarios más exitosos de los Estados Unidos (el país donde probablemente se encuentra el servicio de impuestos internos mas eficiente del mundo) y se compara con el aumento del valor bursátil de sus acciones, concluyendo entonces que: “confirmado, los superricos pagan pocos impuestos”.
Dejando de lado los lugares comunes, las calificaciones para la galería y que las cuatro personas anotadas en el cuadro pagaron un total de USD1.744 millones entre ellos (o un promedio de USD436 millones por persona) lo que nadie podría decir que es poco dinero; se define con un simplismo asombroso un concepto inexistente que el articulista denomina “tasa real” de impuestos. Dicho artilugio, que obviamente no existe, se calcularía dividiendo el monto del impuesto pagado efectivamente, por el valor incremental (teórico) del paquete de acciones que cada una de estas personas mantiene (en un mercado en alza obviamente).
Se intenta confundir con mucho simplismo el impuesto a la renta con el impuesto a la ganancia de capital. El impuesto a la renta es eso, un impuesto a las rentas generadas anualmente por las personas y no un impuesto al aumento del valor bursátil de acciones que aun no se han vendido. Demás está decir que si esas personas vendieran sus acciones, obviamente pagarían impuestos por esas ventas, que en el caso expuesto serian de proporciones.
Miguel L. Amunátegui, economista
N de la R: El Sr. Amunátegui leyó lo que quiso leer, porque claramente dice “impuesto a la renta”. Y la cifra de 400 millones es grande, pero como bien explica la nota/gráfico, es un % insignificante de su fortuna. El informe completo, además, explica que los magnates sacan créditos con el aval de las acciones y así no tienen que pagar impuestos, y después las transfieren a un fideicomiso. Más allá de tecnicismo, al final el Sr. Bezos hasta pidió acceso a un bono de US$ 4000 para sus hijos.