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En respuesta a columna “¿Chile más caro que Europa?”

Por: Óscar Arias Rojas


Señor Director:

Leí la columna del Sr. Bastián Romero “¿Chile más caro que Europa?” (10 de marzo de 2023) publicada en El Mostrador, donde el autor cita los datos del International Comparison Program (ICP) del Banco Mundial para señalar que:

“según los datos más actualizados (2017) de este índice: si las carnes tienen un precio promedio en el mundo igual a 100, en Chile tienen un precio de 114, en el Reino Unido 117, en Irlanda 134 y en Francia 160. O sea que, al contrario de lo que intenta transmitir Schindler, las carnes son, en realidad, más baratas en Chile que en esos países de Europa. Aunque con algunas excepciones, esa tendencia –donde Chile es más barato– se mantiene con muchos otros productos y servicios como la comida, los tragos, las cuentas del hogar y los arriendos, además de la salud y la educación sin subsidios.”

Al revisar los resultados de este índice se observa más bien lo contrario a lo que señala el Sr. Romero (Figura 1). De hecho, las carnes (diferencia de 3% en el índice) y las frutas (diferencia de 49%) son los únicos alimentos que son más baratos en Chile. De acuerdo a los datos del Banco Mundial, los precios de los alimentos son más baratos en el Reino Unido en pan y cereales (-18% en el índice en RU en comparación a Chile); leche, queso y huevos (-34%); aceites y grasas (-33%); verduras (-20%); azúcar, jamón, miel, chocolate y confites (-33%); y bebidas no alcohólicas (-23%). El Reino Unido nos supera por cierto en los precios de las bebidas alcohólicas (+25%) y tabaco (+150%).

Cuando se comparan otros gastos de los hogares (Figura 2) se observa que el RU es más caro en vivienda y cuentas, salud, transporte y educación. Sin embargo, este índice solo considera el agregado del gasto de los hogares y el gobierno, por lo que no refleja lo que en realidad pagan los hogares en forma directa de su bolsillo: en países como el RU, salud, vivienda, transporte y educación tienen subsidios importantes que hacen que el costo real para los hogares sea menor, o en algunos casos inexistente. 

El elevado costo agregado -que permite servicios de calidad- se financia a través de impuestos, lo que genera economías de escala (se “compra” en grandes volúmenes), reduce costos, e introduce un componente de solidaridad en la sociedad. No es que salud, educación, vivienda, transporte sean “más caros”: se trata de un estado que gasta más en estos servicios, para ofrecer mayor calidad y cobertura, lo que se financia a través de la solidaridad de toda la sociedad, a través de impuestos. Finalmente, no sólo los alimentos son más caros en RU que en Chile: también lo son los zapatos y la ropa.

 

Óscar Arias Rojas

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