Publicidad

Construir comunidades inclusivas

Publicidad
Por: Josefina Larraín


Señor director:

Las declaraciones del rector del INBA no son un hecho aislado: reflejan un paradigma que busca homogeneizar y premiar la “normalidad” como único ideal de estudiante, negando el valor de la diversidad neurobiológica, cognitiva, emocional y social de nuestras niñas, niños y adolescentes.

Es en este contexto donde resulta imprescindible visibilizar el rol que cumplen los equipos de Programa de Integración Escolar (PIE). Con frecuencia, estos equipos son relegados a tareas periféricas y no se consideran en las decisiones pedagógicas o institucionales. Esto refuerza la idea de que la atención a la neurodivergencia es un “problema aparte”, desvinculado del proyecto educativo. Lejos de ello, la inclusión y la diversidad deben ser ejes transversales del quehacer educativo, responsabilidad de todos los estamentos, no solo del PIE.

Es urgente avanzar hacia comunidades educativas que trabajen desde el cuidado, la colaboración y la formación docente continua. El paradigma de la “normalidad”, invisibiliza las trayectorias diversas, las necesidades de acompañamiento emocional, y también los recursos que el Estado destina precisamente para apoyar a los estudiantes que requieren condiciones diferenciadas. Hoy más que nunca es necesario optimizar esos recursos, multiplicarlos, y formar equipos capaces de responder con pertinencia y humanidad.

Josefina Larraín

Jefa de Inclusión CIMA UDD

Publicidad