Cambio de hora: un ajuste que desajusta
Señor director:
El próximo sábado 6 de septiembre, millones de personas en Chile adelantarán sus relojes una hora, dando inicio al mal llamado “horario de verano”. Esta práctica, repetida año tras año, persiste a pesar de que la ciencia ha mostrado con claridad, desde hace décadas, que dicho cambio tiene consecuencias negativas para nuestra salud.
Desde la cronobiología -la ciencia que estudia los ritmos biológicos- sabemos que nuestro cuerpo funciona con un reloj interno que regula el sueño, el estado de ánimo, la atención y también variados procesos celulares. Cuando se modifica artificialmente la hora, como lo exige este cambio, se desalinea nuestro reloj biológico del horario social, especialmente porque obliga a despertar antes de la salida del sol.
Esto no es una sensación subjetiva. Está demostrado que el cambio de hora puede aumentar la fatiga, afectar el rendimiento escolar y laboral, elevar los niveles de irritabilidad, e incluso incrementar los accidentes de tránsito y cardiovasculares en los días posteriores al ajuste.
Como comunidad científica hemos insistido una y otra vez en que este cambio no beneficia a la población. Por el contrario, lo saludable sería mantener un único régimen durante todo el año: el horario estándar (o de invierno), que se alinea de mejor forma con los ritmos naturales del organismo.
A pesar de la evidencia acumulada, seguimos aplicando una medida sin respaldo científico actualizado ¿No es tiempo ya de avanzar hacia una política pública basada en datos? Urge una conversación seria sobre este tema, donde la voz de la ciencia no sea solo escuchada, sino que también considerada.
Dr. Luis F. Larrondo, director del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio)