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Placa de Piñera en Hospital de Alto Hospicio

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Por: Carlos Pozo Olivares


Señor Director:

Respecto a la polémica en torno a la placa conmemorativa de la inauguración del Hospital de Alto Hospicio, quisiera aportar algunas precisiones sobre la inversión pública en salud.

Los proyectos hospitalarios son iniciativas de alta complejidad que requieren largos procesos técnicos y administrativos. Desde la etapa de prefactibilidad hasta la puesta en marcha, el tiempo promedio de maduración bordea los 9,5 años. Por ello, estas inversiones necesariamente trascienden el ciclo político de un gobierno y deben comprenderse en una lógica de continuidad institucional.

El éxito de la gestión pública no debiera medirse por quién “corta la cinta”, sino por la capacidad de entregar prestaciones de salud más amplias y de mejor calidad a la ciudadanía. En ese sentido, los hospitales constituyen inversiones de Estado y no de Gobierno. El intento de adjudicarse un mérito de un gobierno es, en el mejor de los casos, inútil, y en el peor, mezquino e injusto. Si se quisiera reflejar con objetividad el proceso, las placas conmemorativas deberían registrar los distintos hitos del ciclo de vida del proyecto: la etapa de diseño, la aprobación presupuestaria, la licitación, la construcción y finalmente la inauguración, reconociendo así el esfuerzo acumulado de múltiples gestiones.

La inversión pública debe mirarse con perspectiva, entendiendo que su propósito fundamental es generar beneficios para toda la población. Cargarla de intereses políticos circunstanciales solo debilita la confianza ciudadana en las instituciones y reduce el valor de obras que son, en esencia, patrimonio colectivo.

Carlos Pozo Olivares
Ex jefe de División (s) de Inversiones
Ministerio de Salud

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