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Desafíos de la democracia liberal

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Por: Juan Esteban Rangel Preisler


Señor Director:

Un eslogan habitual de sectores de la izquierda, en Chile y el exterior, es “detener el avance de la ultraderecha”. Se trata de una frase vacía que poco ayuda a comprender el momento actual. En las últimas elecciones en Estados Unidos, más de 74 millones de personas votaron por el Partido Republicano. No basta con descalificar ese apoyo: es legítimo que ciudadanos elijan opciones que cuestionan el orden establecido; eso también es democracia.

El verdadero desafío para quienes creen en la democracia liberal es examinar sus fallas. Durante décadas el sistema mostró virtudes, pero hoy comienza a crujir. Sectores se han sentido desplazados, fuera del foco de la política. Por ello, es crucial analizar y revisar cómo el sistema se ha administrado en las últimas décadas.

La irrupción de opciones cercanas al autoritarismo y críticas del multilateralismo no viene de fuera: surgen del propio sistema. Atribuirlo solo a desinformación o manipulación, mientras se subestima a votantes como los de Trump —o sus equivalentes en otras latitudes— solo agravará el escenario.

Los defensores de la democracia deben abstraerse de la bravata cotidiana y volcarse a entender las razones detrás de este nuevo mundo. Porque aunque suene obvio, este nuevo mundo viene del mundo anterior, ese mundo en el que la democracia liberal parecía incuestionable. 

Más de alguno seguirá con el eslogan fácil, pero la autocrítica profunda resulta ineludible, aunque duela.

 

Juan Esteban Rangel Preisler

Doctorando en Comunicación

Universidad Complutense de Madrid

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