El peligro de llamar ideología a los derechos
Señor Director:
El inicio de la franja presidencial en Chile ha revelado un discurso preocupante. Uno de los candidatos —hijo de un exmiembro del Partido Nazi alemán— afirmó que el país “falta trabajo” y que las inversiones estarían detenidas por “la ideología ambientalista, la ideología animalista y la ideología indigenista”. Más allá del impacto mediático, esta frase encierra un peligro profundo: transformar la defensa de los derechos en un obstáculo para el desarrollo.
Llamar “ideología” al ambientalismo, al animalismo o al reconocimiento de los pueblos originarios es una estrategia de deslegitimación. No se trata de ideas abstractas, sino de movimientos basados en evidencia científica, ética y derechos humanos. Esta retórica, adoptada por liderazgos de extrema derecha en varios países, busca presentar la compasión y la responsabilidad como enemigos del progreso.
En un país que enfrenta crisis climática, hídrica y de biodiversidad, y donde las comunidades más vulnerables —humanas y no humanas— pagan el costo del modelo extractivista, descalificar estas causas equivale a negar la realidad. Además, el trasfondo ideológico del candidato no puede separarse de un discurso que jerarquiza la vida y deshumaniza la diferencia.
Proteger el medioambiente, a los animales y a las culturas originarias no es ideología: es un deber ético y una necesidad de supervivencia.
Cuando la compasión se tacha de ideología, la humanidad empieza a perderse.
Sabina Bravo R.
Egresada de Derecho, Universidad de Chile y defensora de los derechos de los animales.