Dudar antes de votar
Señor director:
Se aproxima un nuevo proceso eleccionario, y la cantidad de candidaturas, propuestas y datos puede abrumarnos, sobre todo considerando que no siempre contamos con un método que nos ayude a analizar la información disponible. En este contexto, puede ser útil volver a la filosofía de René Descartes y, en particular, a su método basado en la duda como vía para alcanzar juicios más firmes. Adaptando el proceso cartesiano a nuestra decisión, entonces, podemos definir cuatro pasos.
Primero, dudar: cuestionemos sistemáticamente nuestras primeras impresiones y la información que recibimos. ¿Nos moviliza el carisma o el contenido? ¿La emoción o la razón?
Segundo, analizar: observemos si cada propuesta es clara y plausible (con planificación y financiamiento creíble). Una promesa sin un “cómo” no es más que un deseo. Tercero, reconstruir: así como Descartes proponía edificar el conocimiento sobre fundamentos sólidos, evaluemos si las propuestas que superaron la duda y el análisis están en sintonía con nuestros valores, y si el historial del candidato o candidata es coherente con ellos. Cuarto, revisar: contrastemos activamente argumentos contrarios a los nuestros, para evitar sesgos y asegurarnos de que nuestra decisión no provenga sólo del impulso.
Si aún no ha decidido su voto, este método puede ser una herramienta útil para analizar la oferta electoral. Si ya lo hizo, el ejercicio puede servir para revisar las propias convicciones y fortalecerlas. En tiempos de promesas y sobrecarga informativa, la duda no es debilidad, sino la forma más honesta de asumir el desafío kantiano de pensar por uno mismo.
Álvaro Muñoz Ferrer
Doctor en Filosofía