También son mujeres
Señor director:
“¿Acaso no soy una mujer?” fue llamado el discurso de Sojourner Truth, años después de escapar de su esclavización. Sin saber leer o escribir, ganó el primer juicio de la historia como mujer negra contra un hombre blanco en Estados Unidos. La recordamos como investigadoras, pues sabemos que las desventajas que aún enfrentan mujeres racializadas son compartidas con otras mujeres. Nos parece especialmente relevante dar cuenta de aquellas que hoy todavía son tratadas como menos que humanas.
En países en desarrollo, las mujeres con discapacidad tienden a concentrarse en los quintiles de ingreso más bajo, una desigualdad que se suma al mayor riesgo de violencia sexual y de género que viven, especialmente aquellas con discapacidad intelectual. En Chile y América Latina la investigación enfocada en ellas es escasa y faltan datos desagregados sobre sus experiencias. Aun así, sabemos que son más afectadas por crisis, pobreza y dificultades en acceso a servicios.
Este 25 de noviembre queremos recordar la importancia de que todas las mujeres participen de campañas de promoción de normativas contra la violencia, como la Ley 21.675. Esta Ley se alinea con la idea moderna de que las mujeres también somos personas y sujetos de derecho. Sin embargo, si todavía hay quienes no pueden acceder a lo que la misma ley dice o garantiza—mujeres pobres, indígenas, migrantes, con discapacidad, entre otros—el discurso de la ley es en realidad una quimera. O al menos algo elitista.
En tiempos en que los discursos conservadores avanzan a sus anchas, la lucha por una vida libre de violencias se hace más urgente que nunca y una ley en nombre de todas las mujeres debe incluirnos en nuestra pluralidad.
Constanza López Radrigán, MICARE y Núcleo DISCA
Paulina Arango Uribe, UMCE y MICARE
Marcela Tenorio Delgado, UDD, MICARE y Núcleo Disca