Publicidad
El Presidente Piñera y el asesinato de Eduardo Frei Montalva Opinión

El Presidente Piñera y el asesinato de Eduardo Frei Montalva

Ricardo Hormazábal
Por : Ricardo Hormazábal Ex senador DC. Ex presidente PDC
Ver Más

El compromiso con los derechos humanos y la búsqueda de justicia, hecho a nombre de todos los DC por el presidente nacional Fuad Chahin, en el funeral de Andrés Aylwin hace pocos días, marca un sello indeleble y un camino a seguir. Si alguien en la DC se arrepiente de exigir justicia para las víctimas de los horrores de la dictadura, entre los cuales se encuentra el Presidente mártir, o busca negociar verdad por cuestiones subalternas, parece que se encuentra en el lugar equivocado.


El Presidente Piñera manifestaba pública y privadamente su afecto por el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, asesinado por la dictadura militar y sus cómplices civiles. Le creí, ya que su familia era muy cercana al Presidente mártir. Lo vi en el acto organizado en el mes de agosto de 1980 en el Teatro Caupolicán, cuyo objeto era repudiar la farsa del plebiscito de 1980, ya que me tocó ser el locutor de ese hermoso encuentro, en donde hablaron mi querido profesor Jorge Millas, mi gran amigo Manuel Sanhueza y don Eduardo Frei Montalva. Le creo también cuando dice que votó por el NO en 1988, aunque le recuerdo, cada vez que puedo, que fue el generalísimo del candidato de Pinochet, Hernán Büchi, cuyo comando injuriaba duramente a Patricio Aylwin, a quien decía respetar muchísimo. Una contradicción muy vital, por supuesto.

En estos días, el Presidente Piñera muestra una nueva contradicción, que sí me sorprende, ya que es de una gravedad superior a otras. Yo creía que era verdad su dolor por el asesinato de Eduardo Frei y que realmente quería cooperar para revelar la verdad sobre este crimen y sancionar debidamente a los responsables. Nos acompañó en diversos actos donde se planteaba ese objetivo. Sin embargo, hoy protege a un personaje que, en sus propias declaraciones en el tribunal, reconoce haber ocultado una pieza clave en la investigación.  

La familia de don Eduardo ha sido muy seria y prudente en su accionar. Por una parte, nunca ha dejado de solidarizar con las otras víctimas, y no hizo denuncias sobre el crimen hasta no contar con antecedentes irrefutables. Es un hecho innegable que Eduardo Frei Ruiz-Tagle no abusó de su cargo como Presidente para imponer la verdad. Eugenio Ortega y Carmen Frei actuaron de manera muy responsable en su busqueda de dicha verdad. Incluso cuando Carmen integró la directiva que presidí el año 2000, nos pidió no hacernos parte en la querella, hasta que pudieran obtener antecedentes más sólidos. Ellos lograron hacerlo y, de manera muy atinada, el partido se hizo parte cuando la investigación criminal ya había dado sus frutos. Varios de ellos, muy dolorosos para muchos de nosotros, ya que se comprobó la participación de militantes DC muy cercanos a don Eduardo y que conocíamos participando en la preparación y ocultamiento del crimen.

[cita tipo=»destaque»]Espero que el Presidente Piñera reflexione y cambie de actitud. Una decisión como la que pedimos, la salida de este funcionario, no disminuye su autoridad como Primer Mandatario, por el contrario, la incrementa. En efecto, en doctrina, la autoridad requiere poseer dos requisitos. Primero, la potestas, es decir, el poder para hacer cumplir lo decidido y, segundo, la autoritas, que es el sustento moral de lo que se decide. El Jefe de Estado debe dar el ejemplo en muchas materias, pero yo me doy por satisfecho con que lo haga en este tipo de temas.[/cita]

El Presidente Piñera no pude negar estos hechos. Los conoce porque nos acompañó en diversos actos y hablamos del tema en numerosas ocasiones mientras compartíamos en el Senado con Eduardo y Carmen Frei Ruiz-Tagle.  Siempre sostuvimos, por doctrina, que los participantes de un delito, sobre todo en un magnicidio de esta especie, tienen una responsabilidad penal que corresponde a los tribunales determinar. Pero con igual convicción hemos sostenido que las conductas poco éticas, que entrabaron la búsqueda de la verdad, son también repudiables e inaceptables.

Este es el caso del Dr. Castillo. No puede negar él y eludir el Presidente, que Castillo ocultó a sabiendas un documento esencial en la investigación, nada menos que la autopsia clandestina a los restos de la víctima, que posteriormente han servido para establecer los hechos criminales. La reciente decisión del Colegio Médico, de pasar a este funcionario a la Comisión de Ética, es un avance muy valioso.

Cuando Eduardo Frei Ruiz-Tagle, el año 2010, entre otros, rechazó el nombramiento de este personaje como subsecretario por el Presidente Piñera, no se cuestionó como ahora, porque hace 8 años no teníamos tantos elementos a la mano, como las propias declaraciones de Castillo en el juicio y otros antecedentes que allí rolan. Tampoco el Presidente Piñera puede excusarse en la falta de sanción penal para mantener un funcionario como este. Él mismo condenó públicamente a “los cómplices pasivos” de la dictadura”. No entregó los nombres, pero me consta personalmente que los conoce, así como buena parte del país.

Cuando aceptó hace pocos días la renuncia del señor Rojas, lo hizo por discrepar de sus declaraciones, no por un cargo criminal en contra de este. Aquí radica la grave contradicción presidencial. ¿El Presidente Piñera considera justo, razonable y ético, que el señor Castillo haya ocultado un antecedente tan importante para la investigación como los datos y los restos de la autopsia clandestina practicada a don Eduardo Frei Montalva?  

Es sabido que tenemos convicciones económico-sociales muy distantes con el Presidente Piñera, aunque siempre he reconocido su calidad de demócrata. También comparto las críticas a las conductas comerciales del ciudadano Sebastián Piñera Echenique, pero ello no me impide reconocer que en los 8 años en que nos desempeñamos en el Senado, se distanció de la derecha en dos temas esenciales: uno, cuando respaldó la decisión de Patricio Aylwin de quitarle la personería jurídica a la Colonia mal llamada “Dignidad”, mientras sus colegas de derecha, hoy incluso alguno integrando su gabinete, consideraban “perseguidos políticos” a los pedófilos y torturadores que dirigían esa secta; el segundo, cuando concurrió con su voto para aprobar la Acusación Constitucional contra el ministro de la Suprema, Cereceda, reconocido pinochetista.

Espero que muchos chilenos, de todos los sectores, entiendan que la posición de la DC es, primero, un tema moral y también constitucional. Esto rige especialmente para quienes se declaran seguidores de la doctrina social de la Iglesia católica, ya que en esta cosmovisión las decisiones políticas están sometidas a un juicio moral.   

Nadie podría suponer seriamente que, si llega un proyecto que verdaderamente beneficie al país, los DC u otras fuerzas de oposición se negarían a legislar. Por lo demás, el riesgo es menor, ya que, lamentablemente, no creo que este Gobierno vaya a ser muy acertado en las medidas que proponga, como ya lo vemos en el tema tributario. El peligro mayor radica en callar o hacerse el sordo ante un reclamo ético tan fundado y mantener en su cargo a personas que han sido autores conscientes de conductas tan reprochables.

El compromiso con los derechos humanos y la búsqueda de justicia, hecho a nombre de todos los DC por el presidente nacional Fuad Chahin, en el funeral de Andrés Aylwin hace pocos días, marca un sello indeleble y un camino a seguir. Si alguien en la DC se arrepiente de exigir justicia para las víctimas de los horrores de la dictadura, entre los cuales se encuentra el Presidente mártir, o busca negociar verdad por cuestiones subalternas, parece que se encuentra en el lugar equivocado.

Espero que el Presidente Piñera reflexione y cambie de actitud. Una decisión como la que pedimos, la salida de este funcionario, no disminuye su autoridad como Primer Mandatario, por el contrario, la incrementa. En efecto, en doctrina, la autoridad requiere poseer dos requisitos. Primero, la potestas, es decir, el poder para hacer cumplir lo decidido y, segundo, la autoritas, que es el sustento moral de lo que se decide. El Jefe de Estado debe dar el ejemplo en muchas materias, pero yo me doy por satisfecho con que lo haga en este tipo de temas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias