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Protocolo familiar y proceso constituyente Opinión

Protocolo familiar y proceso constituyente

Gonzalo Jiménez
Por : Gonzalo Jiménez CEO Proteus Management & Governance y profesor de la Facultad de Ingeniería UC
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Dicen que la primatóloga Jane Goodall tiene un espíritu indomable, también lo creo, pero esa fuerza está latente en todos y aflora cuando nos conectamos con algo que va más allá de nosotros y que algunos pueden llamar “propósito”. Hay un video que recorre las redes en que Wounda, un chimpancé que estuvo a punto de morir, abraza a Jane luego de ser liberada. “La calidez de su abrazo es algo que nunca olvidaré y es lo que me inspira a mis 85 años a continuar viajando por el mundo 300 días al año” afirma Goodall sellando un instante marcador.

¿Cuáles son esos pequeños grandes momentos que hemos sentido que lo que hacemos tiene un sentido profundo? ¿Cómo las experiencias de encuentro con otros nos han marcado para guiar nuestros aportes hacia una sociedad más colaborativa, justa, coherente y creativa?

El reciente plebiscito demostró que la gran mayoría de los chilenos y chilenas quiere hacer cambios en paz y con voces distintas en el debate del proceso constituyente. Ante nuestros ojos, un nuevo camino por recorrer juntos en que su mejor resultado se hará realidad, si cuidamos el proceso y nos cuidamos nosotros al recorrerlo: solo eso hará que lo nuevo que construyamos nos sea útil, significativo y tenga la legitimidad necesaria.

Reconociendo las enormes diferencias, este proceso constituyente tiene bastantes similitudes con la construcción de un protocolo familiar. Lo primero e imprescindible, es que es un proceso y esto implica que se elabora sobre la base de miles de conversaciones que van creando puntos de encuentro, que explicitan diferencias y que muy lentamente, superan diferencias, esclarecen propósitos, despejan suspicacias, creando confianza en el proceso y entre los participantes.

Lo segundo, es que ninguno de ellos tiene resultados mágicos. Aunque quisiéramos que los problemas y las diferencias desaparecieran, ni la Constitución ni un protocolo familiar puede funcionar como paracetamol para dolores de cabeza. Estos actúan principalmente rayando la cancha, regulando las reglas del juego, trazando límites, relevando lo que las partes consideran importante y creando las formas para enfrentar las diferencias.

Lo tercero, es que todos son necesarios en la construcción a realizar. Decir que “nadie sobra” es mucho más que un slogan; implica reconocer que solo rescatando las miradas diversas y co-construyendo en conjunto, el resultado tendrá valor. Un constructo hecho solo con algunas de las partes será naturalmente débil e insuficiente. El craso error de muchos protocolos hechos a puerta cerrada y por encargo y bajo estricto control del líder, en vez de enfocarse como un diálogo inter-generacional, por más que esto lo haga más desafiante y exija temple de acero y guante de terciopelo.

Nuestra pequeñez individual nos hace sentir que estamos en la cresta de la ola transformando el universo; pese a la manifiesta exageración y un poco más allá de los egos, hay algo de verdadero en ese sentir. En cada minuto estamos plasmando en el presente nuestro actuar, pensar y sentir. Independiente de donde estemos, tenemos poder y cuando muchos nos unimos ese poder se multiplica al infinito. Si hoy estamos vivos es que nos toca participar activa y responsablemente en esto nuevo que está surgiendo.

 

Nadie dijo que sería fácil, probablemente el mundo post pandemia será más difícil y más pobre que el que conocemos hoy. Pero también es un tiempo maravilloso porque en nosotros está la oportunidad de elaborar una carta fundamental con participación ciudadana, primer paso para un proceso de largo aliento en la construcción de un nuevo pacto social que, por su propia naturaleza sistémica, tendrá repercusiones en todo y en especial, en las siguientes generaciones. Tal como ocurre en familia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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