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Pasar de la forma al fondo: la capacitación en el Servicio de Protección a la Niñez Opinión

Pasar de la forma al fondo: la capacitación en el Servicio de Protección a la Niñez

Mariana Fulguerias
Por : Mariana Fulguerias Laboratorio Innovación Pública UC
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El próximo mes entra en funcionamiento el Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia. Este hito tiene la oportunidad de marcar un antes y un después en cómo el Estado de Chile se hace cargo de la protección de los niños, niñas y adolescentes (NNA) vulnerados en sus derechos. El cambio es urgente, pero para lograrlo la implementación debe concentrarse no solo en las formas –nuevos nombres, procedimientos y requisitos– sino en el fondo de temas que llevan décadas sin solución.

La capacitación del personal que trabaja en residencias es uno de estos temas. El nuevo servicio plantea dos requisitos al respecto que mejoran el estándar al respecto. Por una parte se contempla que el 75% del personal de las residencias deberá ser profesional y/o técnico, incluyendo a quienes trabajen de forma directa con los niños, niñas y adolescentes. El Servicio deberá contemplar, además, capacitación periódica y formación continua para sus funcionarios y para el personal de colaboradores acreditados –residencias administradas por terceros–.

Las personas que trabajan en residencias llevan a cabo una labor fundamental para el proceso de reparación del daño sufrido por niños, niñas y adolescentes. Buena parte de esta reparación sucede en la interacción diaria, cuando los NNA son acogidos en espacios de cuidado y respeto. El trabajo necesario para crear estos espacios, es física, psicológica y emocionalmente demandante. Se requieren competencias técnicas, pero sobre todo habilidades relacionales. Es además un trabajo colectivo donde, si bien importa el desempeño individual, es mucho más importante el buen funcionamiento colectivo.

La capacitación en el nuevo servicio debe hacerse cargo de esto. Esto implica abordar aspectos administrativos y aspectos técnicos con decisión. En lo administrativo el Servicio debe contar con los recursos necesarios para financiar capacitación constante y de calidad, los espacios formativos deben estar considerados como actividades esenciales al interior de la residencias y ser parte de la jornada laboral. En lo técnico es clave un enfoque basado en en la capacitación y generación de competencias colectivas, con espacios de reflexión que permitan a los equipos analizar sus prácticas y coordinar mejoras a la luz del nuevo conocimiento adquirido. Estos espacios deben ser permanentes y dirigidos por especialistas que puedan acompañar los procesos de aprendizaje de los equipos.

La inclusión de los requisitos es una buena noticia, reconoce la necesidad de que las personas cuenten con competencias y que estas sean fortalecidas de manera permanente. Sin embargo, para que los requisitos –la forma– se traduzcan en mejoras en la calidad de vida de los niños, niñas, adolescentes –el fondo– es clave pensar en el enfoque, contenido y calidad de esa capacitación y formación.

La iniciativa público-privada Nuevos Futuros ha trabajado en el diseño e implementación de un modelo de formación que aborda activamente estos aspectos. Con el interés y apoyo del Servicio Mejor Niñez y SENAME se están sistematizando los aprendizajes con miras a su escalamiento a nivel nacional. Estos aprendizajes, combinando la perspectiva y experiencia tanto de los equipos que trabajan de forma directa con los NNA como de expertos en el tema, serán claves para lograr el objetivo de fondo: mejorar sustantivamente la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes vulnerados en sus derechos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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