Opinión
Ahora que tenemos todos los programas presidenciales disponibles, se hace necesaria la revisión comparativa de los proyectos que ofrecen las candidaturas a La Moneda. Y, una vez más, vemos que se dice poco o nada sobre las necesarias modificaciones pendientes a nuestro sistema electoral. El mecanismo único de voto presencial el día de una elección es muy eficaz, pero es también de una inflexibilidad que cae en la discriminación y en una vulneración de derechos. Por distintos motivos, diversos grupos de la población resultan excluidos por esta rigidez.
Las cuidadoras informales tienen dificultades para salir a votar, las personas con movilidad reducida no tienen las condiciones necesarias para ejercer su autonomía y trasladarse al local o mesa de votación, y las personas privadas de libertad están derechamente impedidas de hacerlo. Asimismo, la asistencia masiva de todo el electorado en una misma jornada supone una exposición para quienes no son siempre acogidas por la sociedad (donde además falta sensibilización y capacitación por parte del personal electoral), como sucede con las personas trans o las comunidades migrantes. Por nombrar algunos, de muchos, ejemplos.
Un voto anticipado, abriendo urnas por un período antes del día de las elecciones, podría también facilitar el acceso a otros grupos afectados: personas con discapacidad, personal de la salud o de faenas con turnos, personas mayores que puedan temer hoy al contagio en pandemia. Como esta, existen muchas medidas que se pueden implementar para ampliar el espectro de quienes votan en nuestro país, procurando incluir a los grupos marginados de la participación política. Bajo la campaña Participamos Todes, desde Ahora Nos Toca Participar junto a una veintena de organizaciones, publicamos propuestas para hacer las elecciones más inclusivas, las cuales hemos socializado con los comandos presidenciales. Sabemos cuáles son las soluciones. Sin embargo, esto no parece ser una prioridad para quienes aspiran a gobernar el país.
Solo dos candidaturas abordan medidas para grupos históricamente excluidos. Yasna Provoste reconoce que “migrantes tienen derechos y obligaciones y son asimismo copartícipes del Chile actual como ocurre en las democracias maduras”, lo que deriva en una propuesta poco detallada de fortalecimiento de la participación de migrantes en el proceso electoral chileno. Asimismo, propone ampliar el derecho a voto de chilenos en el exterior. Y Gabriel Boric recuerda a las personas privadas de libertad, proponiendo “garantizar y materializar el derecho a sufragio de las personas privadas de libertad a quienes no se les ha suspendido”. Más adelante podría considerar incluir a toda la población carcelaria sin distinciones, tal como se hace en otros países.
En el resto de los programas solo existe la mención de Franco Parisi dentro de sus principios, donde indica que “todas las personas tienen derecho a voz y voto, donde existirá siempre el derecho en que en (sic) voto de todos los miembros tendrá el mismo valor”, tal como debiera ser hoy pero no se da. No detalla con precisión cómo resguardará que todas las personas tengamos el mismo valor.
Invitamos a los equipos presidenciales a informarse sobre las consecuencias que tiene en distintas comunidades nuestro sistema electoral. En el sitio web de ParticipamosTodes.cl podrán encontrar un microdocumental con testimonios en primera persona sobre esta realidad y propuestas emanadas desde la sociedad civil para abordarla. Hay muchas organizaciones e iniciativas que estamos disponibles, tal como hemos trabajado en ocasiones con el Servicio Electoral. Y tendremos la misma disposición para trabajar con el próximo Presidente o Presidenta de nuestro país.
