
Capital natural: el valor económico de la biodiversidad
Proteger la naturaleza no sólo es un imperativo ético. Su cuidado va en beneficio directo de las empresas que trabajan directamente con los ecosistemas. Su productividad y sostenibilidad depende de ella.
Si consultáramos a un panel de expertos sobre qué indicador refleja mejor la situación económica del país, intuyo que la respuesta sería una: el Producto Interno Bruto (PIB). Sin perjuicio de ello, al analizar la salud actual de nuestro planeta, que enfrenta emergencias tan urgentes como el cambio climático, sería positivo que empecemos a medir nuestro bienestar incorporando también el valor económico de la naturaleza. Es este uno de los aspectos centrales que se han discutido aquí en Cali, en el marco de la cumbre global COP16.
La medición del capital natural es un paso crítico para cuantificar y revertir la pérdida de naturaleza, tomando decisiones informadas que permitan equilibrar la producción sostenible con la conservación y así maximizar el valor de los servicios que brindan los ecosistemas a la sociedad. Las cifras son decidoras: Cerca de un 50% del PIB global es alta o moderadamente dependiente de la naturaleza y se identifican al menos cinco sectores clave -agricultura, forestal, pesca y acuicultura, alimentos y bebidas y tabaco- en los que sus cadenas de valor dependen en gran medida de este aspecto. La proyección al futuro de estas actividades depende entonces en gran medida de contar con estos datos, pues es la única forma que se tiene para proteger recursos que son cada vez más escasos.
Proteger la naturaleza no sólo es un imperativo ético. Su cuidado va en beneficio directo de las empresas que trabajan directamente con los ecosistemas. Su productividad y sostenibilidad depende de ella.
Arauco es una de las primeras empresas chilenas en medir su capital natural, que en Chile equivale a un millón de hectáreas de bosques. Los resultados muestran que el valor bruto de los activos biológicos es cerca de US $13.500 millones, siendo el principal aporte la madera, seguido de la captura y almacenamiento de carbono de los bosques productivos, y la captura de carbono de los bosques de conservación. Un valor de menor magnitud, pero muy importante, es la provisión de agua a las comunidades. El valor presente neto de este servicio alcanza para el patrimonio que Arauco tiene en Chile los US $160 millones.
De acuerdo con un estudio publicado recientemente por la Fundación Imagen de Chile, el atributo de nuestro país más destacado en el extranjero es “tiene una naturaleza atractiva”. Otro de los mejores rankeados es “exportan productos de calidad”. Aunar esfuerzos entre el sector público y privado para preservar este patrimonio natural y mantenernos como país exportador es crucial. Por ello firmamos un acuerdo con el Estado -que también está dando pasos valiosos en la contabilización del capital natural del país con la creación de un comité enfocado exclusivamente en este tema- para compartir valiosa información científica sobre usos de suelo, gestión forestal y de la biodiversidad, monitoreo de especies amenazadas y provisión de agua, entre otros.
No sólo se trata de entender y valorar los servicios ecosistémicos de los paisajes -que de por sí ya es muy relevante-, sino también incluir el valor de la naturaleza en nuestros marcos estadísticos para enriquecer las decisiones empresariales y las políticas nacionales hacia el desarrollo sostenible.
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