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La injusticia también es sonora Opinión Imagen referencial

La injusticia también es sonora

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Caroline Stamm
Por : Caroline Stamm CEDEUS - Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC
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El 30 de abril se celebra el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido y pensar en la justicia sonora resulta clave para mejorar la calidad de vida y la salud de los habitantes de manera equitativa.


Si bien el concepto de justicia ambiental es ampliamente conocido y se ha difundido en Chile en torno al debate sobre las zonas de sacrificio o grandes proyectos productivos, el término justicia sonora resulta mucho menos familiar.

El ruido, definido por la OMS como cualquier sonido superior a 65 dB, es un contaminante reconocido, pero subestimado. La contaminación acústica es la segunda causa de problemas de salud a nivel mundial. Estos problemas son diversos y van más allá del impacto en la salud auditiva, extendiéndose a cuestiones cardiovasculares, estrés, trastornos del sueño, ansiedad, depresión, así como dificultades de concentración y memoria.

Por lo tanto, los niveles de exposición al ruido ambiental representan un riesgo significativo para la salud y la calidad de vida de las personas, algo ampliamente reconocido en la literatura científica.

En términos numéricos, según el Mapa de Ruido del Gran Santiago 2023, elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente, se estima que, en las 35 comunas del Gran Santiago, 843.837 personas (12% de la población) están potencialmente expuestas a niveles de ruido inaceptables durante el día, y 1.028.858 personas (15%) durante la noche. Estas cifras se basan en modelaciones centradas en el tránsito vehicular, dejando fuera otras fuentes de ruido que también afectan a la población.

Más allá de eso, lo que debemos destacar aquí es que el paisaje sonoro y los niveles de exposición al ruido varían según los territorios y sus características. Según las investigaciones internacionales, las comunidades más vulnerables desde el punto de vista socioeconómico, étnico y racial sufren una mayor exposición al ruido, lo que ha dado lugar al concepto de injusticia sonora, que se refiere a la existencia de desigualdades e injusticias tanto en la exposición al ruido como en el acceso a entornos sonoros de buena calidad. 

A partir de una encuesta que estamos aplicando en Santiago, buscamos entender cómo los habitantes de barrios de distintos niveles socioeconómicos perciben el ambiente sonoro.

Los primeros resultados indican que, a mayor nivel socioeconómico, los residentes evalúan mejor el ambiente sonoro de su entorno. En sectores de nivel socioeconómico más bajo, los encuestados perciben una mayor injusticia sonora. Además, en este último caso, los residentes casi no identifican espacios de buena calidad sonora, a diferencia de los encuestados de barrios de nivel socioeconómico medio y alto.

El 30 de abril se celebra el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido y pensar en la justicia sonora resulta clave para mejorar la calidad de vida y la salud de los habitantes de manera equitativa. Esto implica la importancia de desarrollar políticas que no solo se enfoquen en la exposición al ruido, sino también en el acceso equitativo a espacios urbanos de buena calidad sonora.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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