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La amenaza de las guerras civiles en el siglo XXI Opinión Cedida

La amenaza de las guerras civiles en el siglo XXI

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Alberto Rojas
Por : Alberto Rojas Director del Observatorio de Asuntos Internacionales, Facultad de Humanidades y Comunicaciones, Universidad Finis Terrae. @arojas_inter
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En un planeta donde el orden liberal está siendo desafiado desde múltiples frentes (internos y externos), entender cómo y por qué las sociedades se rompen por dentro es crucial. La obra de Walter es un manual de prevención, una cartografía de los signos vitales de una democracia enferma.


En tiempos donde los titulares se concentran en guerras de alto perfil como las de Ucrania y Gaza, o en la constante tensión en el Indopacífico, pocos se detienen a observar que algunas de las amenazas más devastadoras no provienen del exterior, sino que germinan dentro de las propias fronteras. El libro Cómo empieza una guerra civil (Península, 2025), de Barbara F. Walter, profesora de la Universidad de California en San Diego y experta en conflictos internos, es una advertencia urgente sobre esta amenaza latente que podría estar gestándose incluso en las democracias que se consideran más consolidadas.

Walter descompone el fenómeno de la guerra civil no desde la visión tradicional –dos ejércitos enfrentados por el control del Estado–, sino desde una mirada contemporánea, donde estos conflictos emergen de forma sutil, a menudo disfrazados de violencia política, terror selectivo, radicalización digital y debilitamiento institucional. Su tesis central es clara: ninguna nación es inmune a la descomposición democrática. Y la historia reciente le da la razón.

Apoyada en su trabajo como miembro del Task Force on Political Instability de la CIA, Walter explica que las guerras civiles actuales comienzan en sociedades donde la democracia se ha erosionado, las instituciones han perdido credibilidad y los partidos políticos se transforman en trincheras identitarias más que en vehículos de representación. El factor más decisivo, sostiene, es el paso de un sistema democrático pleno a lo que se denomina una “anocracia”, una forma de gobierno híbrida donde las reglas democráticas conviven, de forma precaria e inestable, con prácticas autoritarias.

En su análisis, Estados Unidos ocupa un lugar protagónico, no como modelo a seguir, sino como caso de advertencia. La polarización extrema, la difusión de teorías conspirativas y la normalización del discurso de odio –particularmente a través de las redes sociales– han debilitado los pilares democráticos que históricamente daban estabilidad al país. Según Walter, el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 no fue un hecho aislado, sino una señal de alarma: el preludio de lo que podría convertirse en un conflicto civil a baja intensidad si las condiciones se agravan.

El aporte más potente del libro no es solo teórico, sino también político y cultural: nos obliga a mirar con ojos nuevos los síntomas de nuestras propias sociedades. El populismo de derecha en Europa, los intentos de erosión institucional en América Latina, el auge de partidos ultranacionalistas, y el descrédito generalizado hacia los medios y los parlamentos, son ingredientes de una receta peligrosa. Walter no habla del Congo o de Siria. Habla de nosotros.

Es fácil creer que la guerra civil es un fenómeno ajeno, una anomalía propia de sociedades “atrasadas”, pero esa es una visión equivocada y obsoleta. El siglo XXI ha demostrado que el conflicto interno no distingue hemisferios ni niveles de ingreso. La violencia política se infiltra como agua en los cimientos de las democracias débiles y, cuando estalla, lo hace con consecuencias desproporcionadas.

La relevancia de este libro en el mundo actual no puede ser subestimada. En un planeta donde el orden liberal está siendo desafiado desde múltiples frentes (internos y externos), entender cómo y por qué las sociedades se rompen por dentro es crucial. La obra de Walter es, en este sentido, un manual de prevención, una cartografía de los signos vitales de una democracia enferma.

Lo que está en peligro no es solo la paz interna, sino también la cohesión social, la confianza en las instituciones y la legitimidad del pacto democrático. Si estas columnas se resquebrajan, la guerra civil –en su forma moderna, digitalizada, fragmentada– puede dejar de ser una preocupación de otras latitudes para convertirse en una tragedia doméstica.

En tiempos de polarización, negacionismo y manipulación, Cómo empieza una guerra civil debería ser lectura obligada para líderes políticos, periodistas y ciudadanos comprometidos. Porque prevenir una guerra civil no comienza con más armas, sino con más conciencia, más democracia y más voluntad de reconocer al adversario como parte del mismo país, no como un enemigo a eliminar. En esto, Barbara F. Walter no solo nos advierte: nos entrega las herramientas para evitar el colapso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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