Publicidad
Socialismo Democrático: matar o morir Opinión AgenciaUno

Socialismo Democrático: matar o morir

Publicidad

Enfrentamos un radical cambio de era. Crujen las estructuras sociales, políticas, económicas y ambientales de la humanidad. Un progresismo que se precie de tal no puede limitarse a proteger lo que merece protección: hay que entender y modelar lo que viene.


Lo que parecía imposible es inminente: el oficialismo tendrá candidatura y lista única, incluyendo a la DC. Se trata, por ahora, de sobrevivir más que de construir. No hay un proyecto común, sino intereses convergentes. Unos buscarán afianzar la hegemonía; otros, evitar la extinción. Y es posible, incluso probable, que lo consigan.

Como sea, resulta difícil pensar en un escenario que mejore sustancialmente la situación actual del Socialismo Democrático. En otras palabras, mantener lo que hay parece aceptable, incluso deseable.

El problema es mirar la foto y no el video. En las últimas elecciones parlamentarias, el PC y el FA han crecido de manera sostenida, mientras que los partidos de centroizquierda retroceden proporcionalmente. La trayectoria es evidente y, en una elección polarizada liderada desde el PC, nada hace pensar que se revierta.

Adelantemos el video: Jara en La Moneda o a la cabeza de la oposición, Boric habilitado para volver y T. Vodanovic como el mejor valorado. ¿Y en los partidos del SD? Los actores de reparto.

La trama incluye el largo deterioro del PR, la DC y el PPD, y seguirá con el PS más temprano que tarde. Los partidos del Socialismo Democrático se desvanecen lenta e inexorablemente, como el tiempo. No en vano el FA fue y sigue siendo un fenómeno generacional, hoy en edad de reproducción. No es fácil anticipar cuándo, pero sí cómo termina esta historia.

A partir de diciembre, luego de cinco años seguidos con procesos electorales, tendremos por fin una pausa electoral. Es el momento del giro dramático, de la dolorosa transformación, de borrar fronteras, de integrar siglas y asumir que pueden faltar rostros, pero no ideas. Es matar lo viejo o morir de viejo.

Lo primero exige una profunda reflexión doctrinaria y política, cuyo doloroso comienzo es reconocer que no hay claridad sobre el país que soñamos ni verdadera conexión con la ciudadanía que buscamos representar. Lo segundo —morir de viejo— es más simple: basta con seguir haciendo lo mismo.

Enfrentamos un radical cambio de era. Crujen las estructuras sociales, políticas, económicas y ambientales de la humanidad. Un progresismo que se precie de tal no puede limitarse a proteger lo que merece protección: hay que entender y modelar lo que viene. Arriesgar dogmas que nos definen para reencarnar principios que nos constituyen. Hacer nuevas preguntas, visitar viejas respuestas, construir las convicciones del futuro inmediato. El país y el mundo se aproximan a la noche, y hay que preparar el despertar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

Inscríbete en nuestro Newsletter El Mostrador Opinión, No te pierdas las columnas de opinión más destacadas de la semana en tu correo. Todos los domingos a las 10am.

Publicidad