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Represalia Opinión

Represalia

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Esteban Velásquez Núñez
Por : Esteban Velásquez Núñez Senador por la Región de Antofagasta.
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“¿Fue una represalia del Gobierno su salida del Ministerio de Agricultura?”, le preguntaron al ministro saliente, y él respondió que sí. Concuerdo.


El Gobierno ya nos mostró de qué es capaz, y no tenemos por qué ser nosotros quienes nos quedemos con la única responsabilidad de cuidar las relaciones. 

¿Están quebradas las relaciones con el Gobierno?, me preguntaron en un programa nocturno de política del canal estatal. Y tuve cuidado, no lo creo, así es la política y ya veremos.

Pero ¿era necesario sacar al ministro de esa manera?

A mi juicio, no, menos en el contexto de campaña en que estamos, donde todas las manos y mentes son necesarias.

Cuando supe de la posible salida, señalé que sería una torpeza. Unos días después, tratando de buscar una razón lógica, pensé: en la inmadurez de un Gobierno saliente, puede, más desde la molestia partidaria. Hoy, con la mirada más lejana y tranquila que nos dan los días, aunque suene fuerte, no encuentro justificación que me permita comprender la situación. Para mí esta represalia es totalmente injustificada.

Se nos acusa de hacer daño con la segunda lista, que pusimos candidatos en todas partes, que perjudicamos la posibilidad de tener mayoría en el Congreso, pero quizás les molestó que lleváramos candidatos que pongan en juego la candidatura de algún dirigente de los partidos “grandes”, juzguen ustedes.

No entraré en sus problemas internos, pero me pregunto, ¿qué querían?, que tras la humillación experimentada, a mi juicio, por la FRVS en la negociación, siendo un partido de la coalición de gobierno, que no pedía mucho, y no quisieran darnos nada, ¿saliéramos a buscar una alternativa bajo sus mismas condiciones?. Para eso mejor seguíamos de rodillas rogando cupitos en la lista grande.

A nosotros nos convenía más ir en la lista 1, aquella liderada por los llamados “partidos grandes”, pero bien vale recordar que conformamos este Gobierno del Presidente Boric, junto al Frente Amplio (FA) y el Partido Comunista (PC), en una coalición denominada “Apruebo Dignidad”, que se fue desdibujando con el tiempo, sí, sobre todo tras la entrada del Socialismo Democrático (SD) al Gobierno, pero que para nosotros nunca dejó de existir. Quizás sí el Apruebo, tras la triste derrota del primer proceso constitucional, pero jamás la dignidad.

Y a eso “recurrimos”.

No somos novatos en esto de las negociaciones parlamentarias, hemos estado en otros procesos, como FRVS, pero también como ex-DC, ex-PPD, ex-PRO, que hemos sido quienes hoy militamos aquí, y formamos este partido buscando una mística, un interés regionalista y verde que no encontramos en los otros, y sobre todo un hacer distinto a las mañas de siempre. Donde la Dignidad impere, y no solo el cálculo y el cupo de poder.

Los regionalistas también hemos aportado con ideas y proyectos importantes, es por esto que es bueno recordar al Gobierno que fuimos precisamente nosotros, los parlamentarios regionalistas, quienes impulsamos por allá por 2018 el proyecto de Royalty Minero, el primero en entregar cierto nivel de autonomía financiera a las regiones, implicando una compensación en aquellas comunas afectadas por la actividad minera. Esta iniciativa, que ya es ley, se enmarca dentro de los “grandes” logros de esta administración, pero bien vale recordar(les) que, sin el impulso regionalista, esta conquista nunca hubiese visto la luz.

Sabemos que es más fácil apuntar con el dedo al otro, acusarlo de desleal y así tener un culpable o un chivo expiatorio a la hora de las derrotas o cuando las cosas salen mal. Es cosa de ver hoy cómo el SD arrincona al PC y su presidente (quien, convengamos, no ha sido el más apropiado en sus declaraciones), acusándolo de no ayudar a la candidata, pero se olvidan de los Castro González o los Espinoza Sandoval, que no han perdido oportunidad de pegarle al Gobierno, y también a la candidata, criticando la conformación del comando recién estrenado, el primero; o siendo los más beligerantes en primarias, llegando incluso a calificar al PC, con candidata incluida, de “extrema izquierda no rupturista” y asegurando que su estilo de Gobierno es autoritario y menos competitivo en elecciones frente a la derecha, en comparación con Carolina Tohá, el segundo.

Nuestro compromiso sigue siendo uno y claro: apoyamos la candidatura de Jeannette Jara a la Presidencia de la República, no nos perdemos en eso, y con nuestra diversidad, esperamos acrecentar su bolsón de votos, para darle también un Parlamento que le permita gobernar, y no solo acomodar o “consensuar”, como le ha tocado al actual.

Pero no terminaremos de rodillas, como ya lo he dicho en otras oportunidades, sometidos a los partidos grandes, que cambian de “compañero de lista” según donde vean mejor aspectadas sus propias oportunidades de alcanzar el poder o cambiándose de bando según la última encuesta, como también ocurre en las derechas. No es nuestro estilo. 

Sin embargo, y pese a todo, seguiremos aportando a esta candidatura desde el conocimiento empírico y en terreno de los dolores e ideas de la ciudadanía, desde las regiones y sus multitudinarios recibimientos a nuestra candidata que hoy las recorre y nos entrega esperanza, una esperanza de aires nuevos, de una forma distinta de hacer las cosas, de escucha activa e integrativa de las comunidades, que ojalá también comiencen a poner en práctica los dirigentes partidarios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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