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El presupuesto de la patria Opinión

El presupuesto de la patria

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Teófilo Martínez
Por : Teófilo Martínez ONG Fénix Terra
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Pertenecer al Estado ha de ser para personas que aman genuinamente el servicio al prójimo, con fraternidad, con un compromiso social fuerte, con sostenibilidad ambiental.


Me he detenido a pensar en un hecho de gran impacto presente y futuro para el país, independientemente del Gobierno de turno, cuando estamos celebrando septiembre, el Mes de la Patria. Hace pocos días nos enteramos de que 60 funcionarios de mayor rango de la Dirección de Presupuestos, dependiente del Ministerio de Hacienda, cobraron bonos millonarios de hasta 11 millones de pesos en el mes de junio. Sus sueldos, con este bono incluido, fueron de entre $10 millones y $19 millones ese mes. También han cobrado otros bonos millonarios durante el mismo año en otros meses. 

Esto es escandaloso. El IVA es el impuesto que más aporta recursos al Estado y lo pagamos todos. Por lo tanto, el esfuerzo de pagarles esos enormes sueldos y bonos a los funcionarios señalados, lo están cargando personas que ganan sueldos de menos de $612.000 mensuales. Esa es la mediana de los ingresos, es decir, la mitad de los chilenos gana menos de esa suma y la otra mitad gana más. El sueldo promedio es de casi $900.000. Datos oficiales. 

Ni O’Higgins, ni Arturo Prat, ni Gabriela Mistral ni ningún otro chileno que arriesgó su vida por la patria, alguna vez pretendió ganar tan millonarios sueldos. Por el contrario, lo dieron todo por los chilenos, con gran esfuerzo y sacrificio personal. ¿Cuál será la heroica acción de los funcionarios de Presupuestos del Ministerio de Hacienda? Absolutamente nada.

En cambio, un modesto trabajador está haciendo un gran sacrificio aportando su cuota para construir un mejor país, aportando impuestos para salud, educación, seguridad, justicia, etc., cada vez que compra el pan, el arroz, el queso o una pizza, porque paga IVA. Incluyendo el pago del tremendo bono a los que ganan varios millones por mes en el Estado.

O’Higgins y los Forjadores de la Patria, están más presentes en el corazón de un trabajador, de una asesora del hogar, de un empleado, o un emprendedor modesto, porque practican la generosidad con lo poco que ganan. 

Normalmente se espera que los que están a cargo de Tesorería, del Presupuesto, de Finanzas en las organizaciones, sean las personas con la mayor conciencia en cuidar los recursos. Son los “jodidos”, los estrictos, los exigentes en cuidar las rendiciones de gastos. Ahora estoy preocupado, porque se levanta una seria dura respecto a su capacidad y honestidad : 1) para revisar que no lleguen propuestas de gasto desmedido desde las distintas reparticiones públicas cuando se está armando el Presupuesto a presentar al Congreso; 2) para controlar rigurosamente la ejecución del Presupuesto una vez aprobado por el Congreso. 

Porque si los funcionarios de Presupuestos tienen manga ancha consigo mismos, entonces no sienten la austeridad, la mesura, el control, como valores propios, intrínsecos a ellos mismos. ¿Cómo van a controlar el gasto de un millón de funcionarios del Estado ? Esto es muy serio para la patria, porque no importa si se recaudan más impuestos, nunca alcanzará con tan poco criterio.

Debe enfrentarse a fondo esta situación. En ninguna organización se deja a los despilfarradores a cargo de las finanzas. Pero el Estado lo está haciendo. Por eso estoy preocupado, porque con ninguna reforma tributaria alcanzaría. Creo que deben revisarse los perfiles de esos cargos en Presupuestos y hacer cambios urgentemente.

Más allá de si un funcionario hace bien su trabajo o si lo hace con vocación de servicio, hay algo que amenaza la estabilidad social, política y financiera del país. No es viable un Estado que entrega sueldos millonarios, que son pagados por los impuestos de un pueblo que gana en promedio $900.000 mensualmente. No es justo y es un ejemplo neto de traspaso de riqueza de las familias modestas a los funcionarios del Estado. No es sostenible financieramente ni socialmente, porque hay límites para cargar con impuestos a las familias y a la sociedad. 

El pueblo cumple pagando diariamente el IVA cuando consume. Sostener la Patria requiere de esta entrega constante, sin estridencias, sin ideologías ni eslóganes, como lo hace una madre o un padre que cuidan a sus hijos. Hay un sentido de responsabilidad para cuidar al otro al pagar los impuestos. Eso es una patria viva, real. Pero se está abusando del pueblo, porque cada vez que se pagan estos bonos o sueldos millonarios, queda menos para gasto social, salud, o para los vecinos, o seguridad. 

Por eso me duele ver estos ejemplos de aprovechamiento de parte de los funcionarios de Presupuestos, aunque sea legal. Pero lo realmente catastrófico es que tenemos miles de funcionarios públicos que perciben remuneraciones millonarias durante años y no ha sido un escándalo. 

No es viable en el tiempo mantener este nivel de gasto en remuneraciones del personal del Estado, por el caos climático. Por ejemplo, no ha existido dinero para financiar la reconstrucción de viviendas afectadas por el gran incendio de Valparaíso de 2024, donde murieron más de 130 personas y quedaron más de 3.000 viviendas destruidas. Dieciocho meses después, el Ministerio de Vivienda ha reconstruido una ínfima fracción de las casas. Hay plata para bonos elevados en el Estado, pero no para ayudar en la emergencia a quienes los sostienen mes a mes con el pago de sus impuestos. 

Claramente debe haber un freno a estos bonos en el Estado. También se deberían contratar funcionarios que tengan vocación de servicio en los rangos bajos de la escala de sueldos. Normalmente los que ingresan políticamente son los que se llevan los altos sueldos. Ese voluntarismo político de visiones extremas, fuera del centro, rompe los equilibrios.

Falta una figura en la Dirección de Presupuestos, como lo es la actual Contralora General de la República, ante el extravío de la misión de los que administran los fondos del Estado. 

Ciudadano, conversa, opina, porque la falla en la Dirección de Presupuestos ha sido reiterada en los últimos años. Es más grave que cualquier otra debilidad del Estado. Hay que resolverla. 

Pertenecer al Estado ha de ser para personas que aman genuinamente el servicio al prójimo, con fraternidad, con un compromiso social fuerte, con sostenibilidad ambiental. Porque ellos hacen rendir el Presupuesto. Servir a los demás entrega una retribución espiritual al que sirve, porque crece como ser humano. Si alguien no lo entiende, mejor no entre al Estado. 

Felicidades a la gran familia chilena: la Patria. ¡¡Viva Chile!! 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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