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Escaños reservados: más que un cupo, una voz legítima Opinión

Escaños reservados: más que un cupo, una voz legítima

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Rosa Catrileo Arias
Por : Rosa Catrileo Arias Abogada, exconvencional constituyente
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En medio del debate sobre la reforma al sistema político, un aspecto esencial sigue quedando fuera de la discusión: la representación de los pueblos indígenas.


Más allá de los ajustes institucionales que se discuten, la pregunta de fondo es cómo garantizar que las voces de los pueblos originarios tengan un espacio efectivo en la toma de decisiones en un sistema democrático

Históricamente, los pueblos indígenas han sido marginados de los espacios de toma de decisión en Chile. A diferencia de otros países que han implementado mecanismos permanentes de representación, en nuestro país ha existido una resistencia transversal y estructural a reconocer su participación política.

El sistema de escaños reservados fue una respuesta a esta exclusión, pero su implementación estuvo lejos de ser sencilla. El reconocimiento de estos escaños en la Convención Constitucional de 2021 representó un hito en la participación indígena, pero su aplicación práctica enfrentó dificultades relacionadas con su diseño y aceptación política.

La experiencia reciente ha evidenciado desafíos tanto en términos de participación como de legitimidad, especialmente tras la segunda experiencia constitucional, donde la presencia de escaños reservados se redujo drásticamente y el voto indígena no fue suficiente para consolidar una representación robusta en atención a las barreras de acceso que se impusieron.

Esto no se trata solo de asignar cupos, sino de construir mecanismos que permitan una representación política genuina y legitimada electoralmente, con arraigo en las comunidades y con capacidad de incidencia real en la política nacional.

Recientemente publiqué una investigación junto a la Fundación Friedrich Ebert en la que señalo que el problema de fondo no es solo técnico, sino profundamente político. En Chile, como en otros países, la representación indígena ha estado marcada por la tensión entre la integración y el reconocimiento de su autonomía. El debate sobre los escaños reservados se ha situado en la dicotomía entre garantizar participación política indígena e impedir que esta representación desborde los límites del sistema tradicional.

¿Cómo lograr que estos escaños sean un canal efectivo de participación y no solo una concesión simbólica? La respuesta requiere la voluntad de generar un diseño institucional que evite tanto la sobreexposición como la marginación, asegurando que quienes ocupen estos escaños sean portavoces legítimos de sus pueblos y no meros actores del sistema político tradicional.

La clave está en transitar desde una lógica de inclusión formal a una representación efectiva. El problema no es solo la existencia de escaños reservados, sino cómo estos pueden consolidarse como una herramienta efectiva de incidencia política y no quedar reducidos a una medida simbólica.

En definitiva, no basta con abrir la puerta si, una vez dentro, las decisiones siguen tomándose sin nosotros. La representación indígena no debe ser solo un espacio dentro del sistema, sino un mecanismo para transformarlo desde adentro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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