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Desconexión presidencial Opinión Enade 2025

Desconexión presidencial

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Francisco Avello
Por : Francisco Avello Socio Director Acierta Consultores
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La desconexión de Enade fue un accidente técnico. Pero la desconexión del Gobierno con la economía real se ha vuelto estructural.


El Presidente Gabriel Boric se dirigía a los empresarios desde Roma, pero la señal no resistió. La transmisión se interrumpió una y otra vez hasta quedar en silencio tras quince minutos de discurso inconcluso. No hubo cierre, ni mensaje final, ni espacio para preguntas. Una desconexión literal, pero también simbólica: la misma que hoy separa al Gobierno de la economía real, de los gremios productivos y del clima empresarial que alguna vez quiso convocar al diálogo.

La escena, una pantalla congelada en pleno Enade, ante un auditorio que esperaba definiciones sobre crecimiento, inversión y certidumbre, se transformó, sin proponérselo, en una metáfora política perfecta. Porque más allá del desperfecto técnico, el Presidente parece transmitir desde otra frecuencia: una economía ideológica, que se mide en moral antes que en productividad, en citas papales antes que en políticas públicas.

Su referencia a la “dictadura de una economía que mata”, tomada de una exhortación pontificia, fue el único fragmento audible del mensaje antes de que la conexión colapsara. Pero en esos pocos minutos condensó una mirada ya conocida: la sospecha moral sobre la ganancia y el mercado, la tensión permanente entre Estado y empresa, y una distancia que no se explica solo por diferencias programáticas, sino por una falta de escucha.

El problema no es la cita religiosa ni el llamado ético, ambos legítimos, sino su descontextualización. Chile no vive hoy bajo una “dictadura de la economía”, sino en una economía fatigada: bajo crecimiento, baja inversión y un empresariado que, entre regulaciones inciertas y reformas inconclusas, siente que el Gobierno le habla desde un país distinto. Mientras La Moneda invoca virtudes morales del capitalismo con tono pastoral, los gremios discuten sobre productividad, inversión en infraestructura y certeza regulatoria.

El corte de señal en Enade fue, en rigor, un corte de diagnóstico. La desconexión presidencial no es tecnológica, es política y económica. Lo que se interrumpe no es la transmisión, sino el diálogo con el sector privado, justo cuando el país necesita coordinar esfuerzos para recuperar dinamismo y empleo.

En los últimos años, el propio Mandatario había buscado recomponer esa relación. Su asistencia presencial a Enade 2022 y 2023, aunque tensa, al menos ofrecía interlocución. Esta vez, la distancia geográfica coincidió con una distancia conceptual: desde Roma, con el eco de un mensaje inconcluso, Boric habló de desigualdad y dignidad mientras el auditorio esperaba certezas sobre inversión y reglas del juego.

Los empresarios, con razón, le dieron “el beneficio de la duda”: no pudieron escuchar la exposición completa. Pero el daño simbólico ya estaba hecho. Si el Presidente quería entregar una señal de apertura, terminó reforzando la idea de aislamiento. Porque un país no se gobierna con micrófono abierto y cámara cerrada.

Chile necesita reconexión: entre política y economía, entre Gobierno y sector productivo, entre discurso y ejecución. Las reformas requieren algo más que convicción ideológica: necesitan confianza. Y la confianza no se impone, se construye conversando y sin interferencias.

La desconexión de Enade fue un accidente técnico. Pero la desconexión del Gobierno con la economía real se ha vuelto estructural. Y mientras esa señal no se restablezca, el país seguirá escuchando un eco distante, donde las palabras del poder se pierden antes de llegar a destino.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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