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Presupuesto para el Capital Natural de Chile: nuestra mejor inversión Opinión Crédito: Naturaleza CHILE – (c) Evelyn Pfeiffer – WWF Chile

Presupuesto para el Capital Natural de Chile: nuestra mejor inversión

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El futuro se construye desde la naturaleza. Cuidarla es un acto de inteligencia colectiva, y su restauración depende también de un presupuesto colectivo.


Hay una verdad esencial que no podemos olvidar: la naturaleza está en la base de toda actividad humana. Es el soporte de nuestra economía, nuestra salud y nuestra cultura. Porque la naturaleza no es un recurso: es el sistema que hace posible la vida. 

El Capital Natural –ese conjunto de activos y servicios ecosistémicos que sustentan el agua, el clima, los alimentos y la energía– está en riesgo y, con él, nuestra prosperidad. Cerca del 50% del PIB mundial depende directamente de la naturaleza.

En Chile, esta relación es aún más evidente: nuestra economía, cultura y calidad de vida están profundamente entrelazadas con la salud de los ecosistemas. Sectores como la minería, la agricultura, la pesca y el turismo –que representan un 80% de nuestras exportaciones– se sostienen en la vitalidad del suelo, los mares, los bosques y la provisión de agua. Cuidarla y restaurarla no es solo un deber ético, sino también una condición para el desarrollo y el bienestar del país.

Desde esa convicción nació el Fondo Naturaleza Chile, una institución creada transversalmente y con el claro impulso del Estado, para movilizar recursos y alianzas que permitan restaurar y cuidar nuestra naturaleza. Su diseño se basó en la exitosa experiencia de los fondos ambientales público-privados de América Latina, que han logrado movilizar miles de millones de dólares para la restauración de la naturaleza y el cumplimiento de compromisos ambientales. El Fondo fue concebido como un puente entre el mundo público, privado y la cooperación internacional, impulsando la innovación en finanzas verdes bajo los enfoques de Capital Natural y Nature Positive.

Los resultados han superado toda expectativa: en apenas tres años, el Fondo Naturaleza Chile ha logrado multiplicar por más de veinte veces cada peso recibido del Estado, atrayendo aportes de organismos multilaterales, donantes internacionales, fundaciones y empresas nacionales. En este breve tiempo, el Fondo ha gestionado las mayores donaciones ambientales recibidas por una organización chilena, consolidando su papel como instrumento eficaz y multiplicador de recursos para la naturaleza. Ese efecto demuestra que Chile tiene la capacidad de construir un modelo de desarrollo que reconozca el valor del capital natural como motor del bienestar y del progreso.

Por eso es tan relevante mantener el compromiso del Estado en el Presupuesto 2026 con el Fondo Naturaleza Chile. La glosa que lo respalda, aunque modesta en monto, tiene un valor simbólico y estratégico enorme: representa la continuidad de una política de Estado que ha demostrado ser efectiva para atraer inversión pública, privada e internacional hacia la conservación. Chile ha avanzado mucho en esta materia, y resulta esencial sostener esa alianza virtuosa entre lo público y lo privado que ha permitido proteger ecosistemas tan sensibles como las áreas marinas protegidas, los océanos y los humedales.

En Costa Rica y México, el Estado cumplió un rol capitalizador decisivo en la creación de sus fondos ambientales, lo que permitió atraer inversión privada y multilateral a gran escala. En Chile aún tenemos ese desafío pendiente: consolidar un esquema donde la acción pública sea la semilla que dé confianza y apalancamiento para atraer más recursos y cooperación. Mantener una línea presupuestaria estable, aunque sea modesta, es clave no solo desde lo financiero, sino también desde lo simbólico y estratégico: representa el compromiso del Estado con una visión de largo plazo para cuidar lo que nos sostiene.

En octubre de este año, el Fondo Naturaleza Chile fue anfitrión de la Cumbre Internacional de Fondos Ambientales (RedLAC), el principal encuentro global de financiamiento para la biodiversidad. Participaron fondos de los cinco continentes, junto a organismos multilaterales, bancos de desarrollo como CAF y BID, donantes filantrópicos y líderes internacionales de la conservación. Traer esta cumbre a Chile fue un reconocimiento al liderazgo que el país ha construido y una oportunidad para proyectar al Fondo como actor clave en la movilización de recursos para el cumplimiento de los compromisos ambientales de Chile.

El futuro se construye desde la naturaleza. Cuidarla es un acto de inteligencia colectiva, y su restauración depende también de un presupuesto colectivo. Mantener y fortalecer ese compromiso es la mejor inversión que podemos hacer para el futuro y el bienestar de Chile. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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