Opinión
Qué votó Chile el domingo… y por qué la segunda vuelta sigue abierta
La ventaja inicial la tiene Kast, pero la segunda vuelta es otra elección, donde las campañas, sus narrativas y la capacidad de interpretar a este nuevo electorado chileno pesarán más que cualquier aritmética.
Las elecciones del domingo confirmaron un cambio que muchos aún se niegan a reconocer: el eje izquierda-derecha ya no explica el comportamiento electoral chileno. El país cambió, el electorado cambió, y buena parte del análisis público sigue atrapado en categorías que ya no describen nada.
Los resultados no muestran bloques ideológicos, sino cinco Éticas Políticas –preocupaciones y necesidades concretas, sensibilidades morales y afectivas– que hoy ordenan las preferencias electorales. Ese es el efecto más profundo que se consolida con el voto obligatorio, con más de 6 millones de nuevos votantes que deciden desde temores, emociones o urgencias cotidianas, y que no se reconocen en etiquetas partidarias tradicionales. Por eso, conclusiones como que Kast “ya ganó” o que la centroizquierda “no puede sumar” son lecturas equivocadas.
El error: creer que quien vota por la derecha es de derecha
Un error clave de interpretación es asumir que quienes votan por candidatos de derecha adscriben realmente a ese sector y que quienes votan por la izquierda son de izquierda. Esa lectura pertenece a un Chile que ya no existe. Lo que define mayoritariamente la conducta electoral hoy no es la ideología, sino qué éticas políticas son mayoritarias en la población y qué candidaturas las encarnan mejor.
Si Kast llega a ganar no será por un “péndulo” que habría movido al país desde la izquierda hacia la derecha, sino porque logre representar de manera más eficaz las éticas predominantes del momento –orden, seguridad, castigo–, incluso instrumentalizando los temores de la población.
Las sumas son un espejismo
La evidencia desde 2010 demuestra que los votos no se endosan. El votante de Matthei no es automáticamente de Kast y el de Parisi es una incógnita. La Ética de Eficiencia Técnica que Matthei representó en la primera vuelta y parte de los sectores que votaron por ella podrían estar tan lejos o cerca de Jara como de Kast, más allá de la opción de las dirigencias políticas.
Un electorado dual y un mapa político en reconfiguración
La derecha sufre una reconfiguración total. Sus representantes tradicionales (RN, UDI y el ahora extinto Evópoli) sufren un segundo fracaso presidencial, un debilitamiento en el Congreso y ceden la hegemonía del sector a la derecha dura, que se consolida con el posicionamiento de Kast para la segunda vuelta, la irrupción de Kaiser y el éxito parlamentario de su alianza.
La centroizquierda fue la más afectada por el nuevo electorado. Compuesta por partidos con mayor densidad ideológica, ha tenido menos capacidad de adaptarse a los cambios, frente a una derecha más pragmática.
Aun así, llegó a esta elección más ordenada que en la elección pasada, unida tras la candidatura de Jeannette Jara, cuya Ética del Cuidado y la Coherencia sintetiza de manera estable al arco que va de la DC al PC, convirtiendo esa consistencia –en medio de un escenario fragmentado– en un activo político que puede ser decisivo si el sector cuenta con dirigencias responsables.
Por su parte, tratar a Parisi como sorpresa es desconocer su trayectoria de la última década. No solo repitió un tercer lugar, ahora con 19,71%, sino que dobló su representación parlamentaria. Su espacio antiélite no es pasajero, es un voto estable, transversal y profundamente ajeno a los marcos ideológicos. Su comportamiento en segunda vuelta es el más impredecible de todos, porque no responde a ninguna lealtad tradicional: responde a irritaciones, malestares, expectativas y percepciones instantáneas.
Finalmente, los resultados parlamentarios disminuyen las distancias, mostrando una lógica distinta a la presidencial, y confirmando que el elector obligatorio vota desde dos racionalidades: una ética más cercana al orden, la seguridad y el castigo para la presidencial y otra más identitaria y territorial para el Congreso.
La segunda vuelta está abierta
Por cierto, la ventaja inicial la tiene Kast y está dada por la coincidencia de éticas políticas con el electorado de Kaiser, más que de sumas partidarias, pero la segunda vuelta es otra elección, donde las campañas, sus narrativas y la capacidad de interpretar a este nuevo electorado chileno pesarán más que cualquier aritmética.
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