Gobernanza universitaria, una herramienta útil para comprender la educación superior
En este tipo de instituciones tan complejas, y considerando el escenario político y académico actual, deben surgir liderazgos legítimos y eso se dará, mediante una buena gestión
Las universidades, son probablemente unas de las instituciones más importantes que integran el cuerpo social. Éstas, constantemente deben adaptarse a diversas transformaciones que van desde pequeñas adecuaciones de índole físico -como más salas para una mayor matrícula o implementos tecnológicos para los desafíos que impone la era tecnológica-, hasta adaptaciones de su propio estilo de gobierno, el cual, por tradición y normativa, debe responder a diversos grupos de interés compuesto por académicos, estudiantes y, por supuesto, la sociedad en su conjunto.
Actualmente en Chile, las formas de gestión universitarias deben moverse en un espacio muy diverso, considerando la cantidad de instituciones de educación superior, sus tipologías, el número de carreras y programas y las personas que componen las comunidades universitarias. Comparado con el sistema educativo europeo y norteamericano, el nuestro es muy heterogéneo.
Bajo esta realidad, surge un área del conocimiento que se encuentra en pleno desarrollo, la cual estudia el cambio organizacional que enfrentan hoy en día las universidades y de esta forma, ser útil para cumplir los objetivos trazados. Esta área se denomina gobernanza universitaria y son los directivos, que pueden ser de nivel académico como profesionales, quienes debiesen imbuirse de ella.
Los referentes nacionales de la materia los componen académicos como Francisco Ganga, José Joaquín Brunner y Juan Abello, precisamente ellos formaron parte del treceavo congreso de la materia, celebrado durante los días 12 y 13 de noviembre del 2025, en la Universidad Católica del Maule ubicada en la ciudad de Talca.
Desde ese espacio, se pueden obtener diversos aprendizajes: las instituciones de nuestro país deben responder a distintas instituciones gubernamentales, entre ellas, al menos, dos ministerios: el de Educación y el de Ciencia. Adicionalmente, hay un vínculo directo entre la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). En ese sentido, se puede afirmar que las universidades deben tener las capacidades, técnicas y académicas, necesarias para responder a un engranaje público amplio, legítimo y diverso, por lo que solo el trabajo mancomunado con estas instituciones puede dar buenos frutos.
Desde el ámbito político, y más específicamente de las políticas públicas, se recomienda ejercer el poder junto a las universidades, buscando alianzas estratégicas y no dando la espalda a cierto tipo de instituciones por sobre otras. Se debe considerar, siempre, que las instituciones educativas ya son parte fundamental del ideario personal y familiar en Chile, y es donde muchas personas depositan su confianza para cumplir sus sueños.
En ese sentido, una demanda que ha sido clave desde hace al menos una década es la calidad en la educación, a la cual se le puede sumar la obligación de una buena gestión administrativa. La calidad no puede resumirse simplemente en el cumplimiento de criterios evaluativos o en la presentación de planillas de Excel a un ente estatal, debe traducirse en infraestructura, cuerpo académico y docente de excelencia y por supuesto la generación de una marca significativa en el estudiante.
En este tipo de instituciones tan complejas, y considerando el escenario político y académico actual, deben surgir liderazgos legítimos y eso se dará, mediante una buena gestión. Justamente ahí es donde los miembros de las universidades pueden aprender mucho de la gobernanza universitaria.
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