Publicidad

La danza de las imágenes

Avalada por 13 nominaciones al Oscar, incluyendo mejor película y mejor director, este musical pone de manifiesto una vez más que cuando un producto está bien marqueteado, bien camuflado y medianamente bien realizado, puede engañar a la Academia de Hollywood.


Si bien, Chicago revive en cierta forma este género un tanto olvidado por Hollywood, y despliega además una gran gama de hermosas y armónicas imágenes en total coherencia con la música, la cinta de Marshall se queda en los bailes espectaculares y las grandes coreografías en desmedro de una narración coherente y sin trabas.



En este sentido, el filme intenta impactar desde un comienzo con una interesante presentación en la que la Catherine Zeta-Jones y Reneé Zellweger dan un atisbo de lo que será una constante en toda la película: dos grandes y depurados desarrollos interpretativos.



A ratos se agradecen las pinceladas de sinfonía visual que intenta plasmar el director, creando a la par, juegos de luces y sombras muy bien logrados. Sin embargo, no alcanza a hilvanar una historia en términos de dinámicas y pausas, transformando los casi 120 minutos duración en largos y continuos trozos coreográficos que, sin estar mal ejecutados, por momentos entorpecen lo que Marshall pretende contar.



El argumento se desarrolla en torno a una joven muchacha y sus sueños de éxito, en el lugar donde las promesas de aventuras y oportunidades se encuentran por todos lados.



La »Ciudad de los Vientos» deslumbra a Roxie Hart (Renee Zellweger), una inocente y extrovertida joven que añora cantar y bailar para salir de su vida gris. Su sueño es seguir los pasos de oro de Velma Kelly (Catherine Zeta-Jones), una cantante de vodevil. Roxie consigue que su deseo se haga realidad cuando algunas actitudes equivocadas las hacen aterrizar a ambas en prisión acusadas por asesinato.



Bajo el ladino cuidado de la guardiana Morton (Queen Latifah) en la prisión, Roxie se encuentra con el legendario abogado Billy Flynn (Richard Gere), quien acuerda hacerse cargo del caso por una suma cuantiosa.



Basada en el musical de John Kander, Fred Ebb y Bob Fosse y ganador de varios premios, Chicago es un sorprendente espectáculo lleno de intriga, amor, traición, rivalidad y amistad, un espectáculo de música y danza que hábilmente pasa de la realidad a la fantasía, dado que el mundo de Roxie se mueve entre la prisión, la corte y el escenario.



Amigo de los musicales, Rob Marshall había colaborado con los productores ejecutivos de Chicago, Nail Meron y Craig Zadan, en sus producciones para televisión »Cinderella» y »Annie», que ganaron premios y fueron aclamadas por el público. Por estas producciones, Marshall ganó un Emmy. Además, codirigió e hizo la coreografía de la nueva versión en Broadway de »Cabaret» de Kander y Ebb -ganadora de un premio Tony- con Sam Mendes, director de Belleza Americana.



Siguiendo esta línea de logros, Marshall se encontró con Meryl Poster, copresidente de producción de Miramax, para discutir la posibilidad de trabajar con el estudio en una propuesta de adaptación a la pantalla de »Rent», pero el audaz director aprovechó la oportunidad para expresar sus ideas acerca de Chicago.



A diferencia de lo que habían planteado otros directores en el pasado, Marshall pretendía transformar los números musicales en proyecciones imaginarias de la protagonista, Roxie Hart. El filme se establecería en dos planos: la realidad de la era de la prohibición en Chicago y lo que Marshall denomina la subrealidad de la interpretación que Roxie Hart hace de ese mundo.



Es indudable que Chicago es un bello filme. Coreografías intensas, hermosas melodías y preciosas protagonistas dan vida a un musical entretenido, ligero pero superficial, que se sustenta casi en su totalidad por sus destacadas interpretaciones.



Catherine Zeta-Jone, Renee Zellweger, y en menor medida Richard Gere, impulsan un trabajo sencillo a la altura, sin serlo, de una gran película. Las excelentes actuaciones han provocado o mejor dicho, perturbado a la Academia de hollywood a la hora de las nominaciones, confundiendo un largometraje mediano pero bien actuado con un filme que merece 13 nominaciones al Oscar.



Muy lejos de lograr la calidad de Bailarina en la Oscuridad, el filme danés dirigido por Lars Von Trier y protagonizado por Bjork, Chicago es una cinta que lucha con sus limitaciones en el umbral de un próspero pero engañoso futuro, en donde los posibles galardones que obtenga, afirman una vez más que colmar las expectativas de la Academia no es una tarea compleja.

Publicidad

Tendencias