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En pleno apogeo debate sobre el futuro de la Concertación

El líder del PPD, Víctor Barrueto, difundió una carta abierta a los presidentes de los otros partidos en el que propone una serie de cambios necesarios para revitalizar la alianza y ofrece la disponibilidad a ser flexibles en el tema municipal. Vea el texto completo del documento.


En pleno apogeo se encuentra el debate sobre el futuro de la Concertación que ocupa a los dirigentes de los partidos del conglomerado a partir de las reflexiones «post 30 Años del Golpe».



A las palabras expresadas por los ex Presidentes de la República, los discursos y actos de aniversario de los 15 años del plebiscito y el reciente documento difundido por el presidente de la DC, Adolfo Zaldívar, se suma ahora una carta abierta del timonel del PPD, Víctor Barrueto, dirigida a sus pares de la Concertación. En el PPD se explicó que este documento es un aporte para discusión que debe generarse en la comida que reunirá la próxima semana a los presidentes de partidos.



El texto de Barrueto, enviado también a los ministros políticos, junto con hacer una evalución de los beneficios políticos que deparado la Concertación al país, menciona algunos puntos esenciales para la proyección de la alianza oficialista. Uno de ellos es la «reformulación» del conglomerado a partir de la inclusión de todas las personas particulares y movimientos sociales y civiles «como fue en su momento la Asamblea de la Civilidad», dice.



También señala que el futuro de la alianza requerirá un cambio de actitud en la estretgia de perfilamientos partidistas en la que están en estos momentos la DC, el PS y en emnor medida, el PPD. Pero quizás, el planteamiento más importante para abrir paso a un diálogo fluido sea la oferta de flexibilización del PPD respecto a la negociación municipal.



«Queremos y trabajaremos para que a la Democracia Cristiana, al Partido Socialista y al Partido Radical Socialdemócrata les vaya bien. Por ello es irrelevante si un partido u otro lleva el 50% de los candidatos o no; puede ser eso, puede ser más, puede ser menos. Lo importante, en el nuevo clima de colaboración que precisamos, es analizar dónde cada partido de la coalición ha perdido votación, y buscar el mejor modo de recuperarla», dice el documento.



Este es el texto completo de la carta:



CARTA ABIERTA
A LOS PRESIDENTES DE PARTIDOS DE LA CONCERTACIÓN POR LA DEMOCRACIA.





Señor
Adolfo Zaldivar
Presidente de la Democracia Cristiana
Presente



Estimado Adolfo:



Tras las conmemoraciones del décimo quinto aniversario del triunfo democrático del "No", hito señero de nuestra historia de acuerdos para sacar al país de la barbarie autoritaria y del individualismo irrestricto del mercado, permítanme compartir con Uds. algunas reflexiones en vistas del período político que viene. Período éste no sólo marcado por los desafíos electorales comunes en lo municipal, sino también por la proximidad a los últimos dos años del Gobierno del Presidente Lagos y al consecuente nuevo ejercicio democrático de renovación del Ejecutivo. Período para acentuar nuestros puntos de convergencia, para acrecentar nuestra responsabilidad dirigente y, sobre todo, para renovar nuestra propuesta de país.



Maquillajes más, maquillajes menos, nuestros adversarios de 1989 son básicamente hoy los mismos de ayer: una derecha hegemonizada por la UDI, los herederos políticos de Pinochet, que hasta ahora se han mostrado incapaces de elaborar una autocrítica de su responsabilidad ante lo más crudo de nuestras historia reciente: las sistemáticas violaciones a los derechos humanos habidas mientras ellos recibían palmadas del dictador en Chacarillas y sostenían que los ‘detenidos desaparecidos’ eran un invento de la izquierda. Se trata de una derecha que todavía no corta el cordón umbilical con el autoritarismo y con la privatización de la sociedad, que además carece de propuestas consistentes de futuro. ¿qué ha planteado el lavinismo en torno a la educación, la salud, la inserción de Chile en un mundo global o los modos de derrotar la pobreza y la indigencia, y tantos otros temas de interés nacional, salvo repetir la añeja consigna ideológica de mayor desregulación de la economía?



Las condiciones han cambiado positivamente en los últimos meses todo indica que hay posibilidades ciertas de impedir el triunfo de la derecha y conquistar un nuevo Gobierno. Ello dependerá esencialmente de lo que seamos capaces de hacer



Es un dato indudable: en estos quince años la Concertación le ha hecho bien a Chile. Se puede discrepar en tal o cual punto, pero es evidente que los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei y Ricardo Lagos han permitido que el país afiance su dignidad y sus instituciones democráticas, fortalezca la justicia social y la disminución de la pobreza, y consolide su crecimiento económico y su inserción internacional. Para los escépticos ahí están los datos del último censo nacional, en que se detallan las significativas transformaciones habidas durante la última década.



Pese a ello, es claro también que durante el último tiempo la Concertación, tal como la conocíamos, tocó fondo, y es por ello que requerimos una abierta renovación. Estoy convencido que tal renovación no surgirá del mero acuerdo electoral o del conteo de nuestros éxitos pasados, sino de un replanteamiento profundo de nuestro proyecto de país, de cara a la sociedad, y de nuestra capacidad de interpretar mejor el futuro. La sociedad chilena no es la misma que hace 15 años, en parte gracias a los avances logrados en este período, en parte dadas las modificaciones en nuestro entorno latinoamericano y global.



Es por ello que hoy el país enfrenta desafíos nuevos que la mecánica apelación a las respuestas del pasado no resolverán; requerimos interpretar a la sociedad chilena de comienzos del siglo XXI y no la de finales del siglo XX. Es un desafío que indudablemente desborda las lógicas partidarias y que debe ser hecho en diálogo con la sociedad, en sus más diversas expresiones. Tenemos que abrir este diálogo-país cuanto antes, con las universidades, con los empresarios, con las etnias originarias, con los trabajadores, con las organizaciones regionales, con los jóvenes, con los compatriotas que viven en el extranjero, con todo el país.



Requerimos por sobre todo recuperar nuestro nexo con el mundo social, creando mecanismos que permitan incorporar a esos actores en las decisiones y no marginarlos. Ese es un déficit que debemos asumir y , por lo mismo, la Concertación debe ser capaz de abrir nuevos espacios, sumar ciudadanía. Necesitamos una nueva Concertación que no sea solo la suma de cuatro partidos, necesitamos una Concertación que abra espacios al mundo social como fue en su momento la Asamblea de la Civilidad.



Un proyecto de país que esté verdaderamente a la altura de los tiempos, junto con afianzar nuestra institucionalidad política y la participación ciudadana, nos exige concentrarnos en dar un efectivo salto descentralizador, haciendo de las regiones polos institucionales y de desarrollo efectivos; nos exige revitalizar las reformas a la educación y a la salud; nos exige ampliar las capacidades emprendedoras y tecnológicas de las personas y de las comunidades; nos exige abrir mayores cauces a nuestra diversidad cultural, regional y étnica, así como fortalecer nuestras alianzas internacionales que nos permitan como país generar el peso crítico suficiente para incidir en las decisiones de los organismos mundiales que nos afectan directamente en nuestro desarrollo.



En estas y otras materias, requerimos propuestas frescas, modernas y viables, que configuren el proyecto que nos comprometa ante todos los chilenos y chilenas durante la próxima década. Requerimos recuperar, actualizando, nuestro sentido de misión histórica y no de simple administración del poder o de alianza electoral. Necesitamos que esta sea una nueva oferta para los próximos 15 años, una oferta distinta, que marque diferencia con un mero continuismo. Requerimos, en fin, poner al país por delante. Creemos urgente por lo mismo concretar un hito de trabajo conjunto que de inicio a la formulación de un proyecto futuro y de propuestas programáticas.



Para que todo ello sea posible necesitamos un apropiado "clima concertacionista". Como decía el Padre Hurtado, antes de las decisiones técnicas e incluso políticas, es indispensable generar una actitud apropiada a las metas buscadas (Humanismo Social, capítulo 1). La renovación de la Concertación a partir de la reformulación de un proyecto compartido nos demanda muy particularmente acrecentar nuestra amistad cívica, mejorar nuestro trato como aliados y desterrar el lenguaje de adversarios que tan a menudo enturbia nuestra convivencia.



Si es cierto que en nuestros inicios la lógica transversal predominaba en nuestras relaciones, para luego ganar espacios la lógica de la defensa identitaria, es hora de pasar a una nueva etapa. La gente castiga las peleas de baja estofa así como los ombliguismos en política. Si ponemos por delante los intereses del país, si escuchamos más finamente a la gente y fortalecemos nuestros mecanismos de colaboración, los legítimos momentos de competencia y de diversificación pueden ser indudablemente un aporte enriquecedor, y no una mera escena de chovinismo en pos del poder por el poder.



Tenemos que ser capaces de generar mecanismos formales que permitan resolver los conflictos y diferencias que existen entre los partidos de la Concertación. Lo anterior implica poner en cuestión una lógica electoral de suma cero, esto es, el pensar que cada partido de la Concertación crecerá a costa del otro. Hay que aceptar la evidencia: la gran mayoría de los votos que los partidos de la Concertación dejamos de recibir en las últimas elecciones no son de electores que se fueron a otro partido de la Concertación ni menos a la Derecha, sino que mayoritariamente se trata de la gente que se quedó en la casa, o votó nulo, o votó en blanco por falta de entusiasmo o decepción.



Si a ello le agregamos los cerca de dos millones de chilenas y chilenos que no se encuentran inscritos en los registros electorales por simple desidia o falta de motivación, queda más que claro a quiénes tenemos que entusiasmar motivando con una nueva mirada. En este contexto, el perfilamiento unilateral de identidades partidarias es una estrategia electoral suicida, que la gente sancionará: sólo la entusiasta rearticulación concertacionista en torno a un proyecto de país compartido fortalecerá la confianza de nuestros electores hoy pasivos. Sólo juntos somos futuro, pues sólo el triunfo de todos los partidos de la Concertación permitirá la recuperación de votos de cada uno. Estamos ¡y felizmente! condenados a la cooperación.



En lo que toca al PPD, tal como en su hora votamos por Patricio Aylwin y por Eduardo Frei con convicción, lo decimos claramente: queremos y trabajaremos para que a la Democracia Cristiana, al Partido Socialista y al Partido Radical Socialdemócrata les vaya bien. Por ello es irrelevante si un partido u otro lleva el 50% de los candidatos o no; puede ser eso, puede ser más, puede ser menos. Lo importante, en el nuevo clima de colaboración que precisamos, es analizar dónde cada partido de la coalición ha perdido votación, y buscar el mejor modo de recuperarla, pero no a costa de un partido aliado sino en función del crecimiento de todos.



Entendemos que en lo particular la Democracia Cristiana esta empeñada en un esfuerzo de recuperación de su electorado tradicional y estamos dispuestos a apoyarla en todo lo que sea necesario en función del afianzamiento de la Concertación en su conjunto. Es hora pues de levantar la vista, de atender a los desafíos del país antes que los de un partido en particular y de actuar en consecuencia con grandeza.



Víctor Barrueto
Presidente del PPD



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