El ministro en visita, coronel de Ejército Juan Arab, recorrió la zona donde ocurrió la tragedia y pudo precisar con exactitud donde ocurrieron los primeros problemas y las equivocaciones que cometió el personal a cargo de los soldados conscriptos, que los dejó marchar en la nieve tras haberse mojado, lo que aceleró el proceso de hipotermia.
Cada día que pasa el ministro en visita de la Corte Marcial, coronel Juan Arab, quien investiga la tragedia de Antuco, se interioriza más de lo ocurrido el 18 de mayo cuando los soldados conscriptos recibieron la orden de marchar desde el refugio Los Barros hasta La Cortina, pese a las malas condiciones climáticas reinantes en la zona.
Por eso, en la inspección ocular de la zona del desastre, que realizó el jueves pasado el magistrado, junto a peritos de Investigaciones y al abogado de las familias de los conscriptos, Alfredo Morgado, se entregaron las primeras pistas de los principales errores que ocasionaron la muerte de 44 soldados conscriptos y un suboficial de Ejército del regimiento de Los Ángeles luego de que quedaran atrapados por el «viento blanco».
"Si se hubieran tomado las medidas correspondientes, no habría pasado nada", confidenció una fuente castrense, que conoce del caso, a El Mostrador.cl. Ello, el saber que no se tomaron las previsiones que había que adoptar, complica más la investigación, pues esto quiere decir que las muertes de los jóvenes conscriptos pudieron haber sido evitadas y que la tragedia fue producto de una falla humana en algún lugar de la cadena de mando.
Según lo que han declarado los jóvenes que lograron sobrevivir a la marcha, la orden de continuar hasta La Cortina fue dada por el mayor Patricio Cereceda, quien fue apartado del mando, junto a otros dos oficiales de la unidad, y está siendo procesado en calidad de autor por cuasi delito de homicidio por el fiscal del Ministerio Público Militar, coronel (j) Sergio Cea.
En la reconstitución que se hizo el jueves pasado se pudieron establecer con certeza los lugares donde murieron los soldados. Así el magistrado pudo constatar que los primeros cuerpos que cayeron en la nieve, producto del intenso frío, estaban ubicados a siete kilómetros desde el refugio de Los Barros.
El primer error
Lo que complicó aún más la situación y llevó a que los conscriptos murieran por hipotermia es que cruzaron el estero El Volcán que ya tenía un fuerte caudal. Allí los militares se mojaron y siguieron caminando en vez de devolverse a Los Barros. El curso de agua se encuentra a sólo 700 metros del refugio, por lo que retornar allí no les hubiera demandado mucho esfuerzo.
Esta reconstitución de escena parcial sirvió para fijar los hechos en el lugar que es muy distinto a tenerlos en un papel o un diagrama sinóptico. El magistrado, en las seis horas y media que duró la diligencia, pudo establecer cuáles fueron las órdenes que se dieron a los soldados que iban en la marcha y los errores que durante la misma se cometieron.
Ya han existido careos entre Patricio Cereceda, el coronel Roberto Mercado y el comandante Luis Pineda. Estos dos últimos estaban al mando del regimiento de Los Ángeles al momento de ocurrir la tragedia y por orden del general Juan Emilio Cheyre fueron inmediatamente separados de la institución, al igual que Cereceda.
La tarea es ardua para el ministro Arab, ya que los familiares de los conscriptos fallecidos tienen sus ojos puestos en la labor del magistrado con el fin de que los culpables de esta tragedia sean castigados.
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